domingo, 27 de diciembre de 2020

En busca de Gregorio Vázquez Canché, una leve aproximación a su obra




Hace exacto dos años, por medio del Facebook de mi amigo, el poeta en lengua maya Gregorio Vázquez Canché, supe de un artero y liliputiense ataque verbal contra el maestro, proferido por alguien de menor cuantía literaria.
A Gregorio Vázquez Canché lo considero como uno de los maestros de la lengua, la escritura y el pensamiento maya en la actualidad, lo mismo piensa el catalán Francesc Ligorred Perramon. Su labor de poeta es de largas leguas en las letras quintanarroenses y peninsulares, tiene innumerables estudios sobre las tradiciones y costumbres de los herederos de la Cruz Parlante, y su trabajo se escora en el compromiso con la historia de resistencia del pueblo maya, y el ser pionero en hablar sobre los derechos indígenas en la Península, participando en la crítica a los 500 años de colonialismo, desde la resistencia de los pueblos originarios de México. Sin embargo, por ser un escritor que no pide canonjías y dádivas editoriales al ogro filantrópico, su obra impresa es reducida, cuenta con un puñado de poemas en una antología de hace pocos años, y un largo ensayo sobre la cosmovisión maya, El aliento protector de la cultura maya, ambos textos editados en Quintana Roo.
En el 2018, para estas fechas, Édgar Rodríguez Cimé, escritor monolingüe en castellano, que se considera tlacuilo del actual pensamiento y literatura maya, desde su conciencia de priísta de izquierdas, comentando un ensayo del catalán Francisco Ligorred Perramón sobre la nueva literatura maya que aparece en el Tomo II de la nueva Enciclopedia Yucatanense, espetó a Feliciano Sánchez Chan y a Vázquez Canché esta lapidaria aserción:

“Después de 500 años de resistencia armada y biocultural, resulta altamente apreciado “el compromiso político de los escritores con su arrinconado pueblo”. En el escenario poético, dos de los “tres maestros de escritores” mencionados por Ligorred: Feliciano Sánchez Chan y Gregorio Vázquez Canché, han sido cuestionados por los propios literatos por su papel de “ladinos” gubernamentales”.


¿Quiénes son los cuestionadores? Nada más y nada menos que Rodríguez Cimé, nadie más que él, que no escribe en maya sino en una especie de lenguaje entre urbano y campirano del solar yucatanense (el hablar de la calle vuelta literatura menor de entretenimiento). Rodríguez Cimé le dice “ladino gubernamental” a alguien que durante toda su vida laboral y su carrera literaria no ha pedido canonjías presupuestales para publicar “14 libros”, pero sus poemas son de una poética que se enraíza en lo profundo de la historia y la cosmovisión maya haciéndole frente a las olas de la devastación occidental en el antiguo territorio cruzoob, en resistencia contra la Xcaret-ización turistera. Rodríguez Cimé, es un escritor que nos sorprende a veces por sus desatinos: apuntar del desaparecido Javier Gómez Navarrete como alguien que reside “fuera de la península” y que por tanto no podía ser el primer escritor en lengua maya en escribir una novela, o sus querellas de partidos –la clásica revancha y guerra intertribal de los Xiu de Xaya y los Cimé de Sotuta- contra Feliciano Sánchez Chan, son lo pintorezco, lo pasable y disculpable. Pero decirle a un escritor como Gregorio Vázquez Canché, cuya historia de vida ha estado siempre abajo y a la izquierda, de ser un ladino gubernamental, es una estolidez de alguien que recientemente hizo su genio porque la Sedeculta panista, que ya no es la misma Sedeculta priísta donde fueron publicados buena parte de sus 14 libros, lo invitara a un convivio en el día del escritor en Yucatán: “No sé cómo se atreven a invitarme al ‘Día del Escritor’, cuando NUNCA me ha apoyado la Secretaría de la Cultura y las Artes, del Gobierno de Yucatán, las veces que lo he solicitado”. Los clásicos “apoyos”, pero los ladinos gubernamentales son otros. En fin, creo que todos los amigos se equivocan en un momento: Édgar es mi amigo, Gregorio es mi maestro. Respeto a ambos porque ambos, con sus libros, han formado parte de mi vocación literaria y mi amor por las cosas de Yucatán.





Postdata: un leve acercamiento a la obra de Gregorio Vázquez Canché

Hace un tiempo, el 30 de septiembre de 2019, al saber de que se terminaba un programa de radio conducido por Vázquez Canché y en donde participé en dos ocasiones hablando de los pasajes y personajes menos conocidos de la Guerra de Castas, escribí esta aproximación a Vázquez Canché

Gregorio Vázquez Canché, el poeta de Yool lik’ t’ano’ob

Hace media hora, el maestro Gregorio Vázquez Canché, poeta y ensayista en lengua maya, subió a su muro de Facebook lo siguiente:
“Cierre de Yool Iik' - T'ano'ob, miles de letras, un baktun de pago palabras, un sinfín de Voces y muchos amigos hicieron posible este jolch'ak”.
Reconozco desde este espacio a mi amigo y maestro, Gregorio Manuel Vázquez Canche, por su incansable labor al frente de su valioso programa, donde tocó todos los temas habidos y por haber sobre el gran pueblo maya de Quintana Roo y la Península de Yucatán. 
Me extraña esta salida intempestiva, no creo que se deba a elementos extraños y aviesos que abundan en los mentidores culturales de Carrillo Puerto, creo que la labor intelectual del maestro Gregorio está fuera de toda discusión. Yo dos veces tuve la oportunidad de estar en programa hablando sobre la Guerra de Castas y aproximándome a la biografía del caudillo Crescencio Poot Lira.
Hace un par de años, comencé una aproximación a la obra del maestro Gregorio (inacabada, que se encuentra en el tintero) del modo siguiente:

Gregorio Manuel Vázquez Canche, el amigo y maestro, vino de su lejano Tekantó para aprender un nuevo lenguaje: el lenguaje verdadero, sin dobleces, de los pueblos en resistencia. Como el oxkutzcabense Felipe Nery Ávila Zapata, Vázquez Canché, ha sido el amanuense, secretario, el escritor y poeta de los tatiches y jefes mayas del centro de Quintana Roo. De su trabajo, todos los interesados por las cosas de los herederoS, hay que decir que no es de hoy, no es de ayer: es de décadas atrás desde que llegó, casi adolescente, a estudiar en Felipe Carrillo Puerto.
Cuando nadie hablaba sobre derechos indígenas en Quintana Roo y la península, cuando los que hablaban de esos “otros derechos” eran vistos como “rojos” y “comunistas”, Gregorio y “los abuelos", los batabes de los centros ceremoniales continuaban ese diálogo de larga duración autonómica que iniciara Cecilio, Jacinto, Manuel Antonio, Florentino, José María, Crescencio, etc., en eso que se conoce como Guerra de Castas de Yucatán. "Seguimos guerreando", afirma Gregorio, y yo le digo: "seguimos guerreando", Goyo.
Porque como escribes en tu libreta inacabada de notas, Gregorio, la rebelión de los muertos de 1847, de esos muertos que tienen más vida en la memoria de los mayores, es lo que nos impulsa a trabajar, Gregorio, para que:

"De los huesos cocidos debajo de la tierra
surge la voz de los hombres verdaderos
resucitan la sangre del gran profeta
y se revelan los secretos de los ancestros
Que se bendigan las ofrendas en las cuevas
se extinga dolor y tristeza
se apaguen deseos de espíritus
y se destierren discordias y avaricia
Con pasos firmes debajo de las piedras
renacen los caminos blancos del Mayab
y de los cerros bajen los grandes consejos
para abrigarlos en lo más hondo del corazón.
Y cuando el Sol Padre fecunde a la Abuela Luna
y el vientre de la Tierra Madre aborte fuego
enfurecerán los vientos y los Cháako'ob
Yuum K'uj, protege la vida de tus hijos".

Esperemos, maestro Goyo, que otros programas radiofónicos estén en el horizonte, maestro. 


sábado, 26 de diciembre de 2020

Solo falta que prohíban la quema del muñeco de año viejo




Vivimos los tiempos más oscuros de lo "correcto", de las visiones maniqueas sobre qué es lo que se debe de hacer y qué se tiene que desterrar de las costumbres actuales. Ninguna sociedad ha sido más parricida y matricida que la nuestra: los viejos apestan, y no pasa un día que no les recuerden sus costumbres tan salvajes. 
El pensamiento animalista ha ido en contra de la corrida de toros, de la pelea de gallos y hasta, en su radicalidad, pugna porque todos seamos vegetarianos. Mañana saldrán los defensores de los vegetales y, si seguimos aceptándolo todo sin cuestionar nada, pronto comeremos piedras. Y pasado mañana saldrán los defensores de las piedras y minerales, y dejaremos de hacer nuestra cochinita de piedras para terminar por comer nuestra misma mierda. La mierda será un producto suntuario y los pobres nacerán sin culo, profetizó el fabulador de Aracataca. 
Ahora, de un tiempo a esta parte, cada diciembre nos arremeten con discursos que buscan la prohibición de las bombitas, de los voladores, hasta de la más inocua luz de bengala con que celebro el nacimiento del Cristo, la chispa divina que cortó la oscuridad primigenia. 
En ese tren de la prohibición sin contemplaciones, pronto, la quema del muñeco de año viejo, ritual que ninguna familia yucateca deja pasar el último minuto del 31 de diciembre, será otro frente de guerra, otra batalla que librar para erradicar esa bárbara costumbre, ese ritual entre satánico y canibalesco, de quemar simbólicamente al año viejo, y con él el año perro que culmina.
Mientras los ucases del zar de los morigerados y las sentencias sin apelación del santo oficio de los anti-bombitas, no lleguen a mi aldea, no perderé esa costumbre que me enseñaron mis mayores y prenderé el muñeco de año viejo, le diré pestes a su memoria, lo desollaré vivo y le advertiré que no regrese nunca y que se vaya a la mierda con su pútrido Covid.

lunes, 14 de diciembre de 2020

De los "jach mayas y los "kaas mayas" en la política quintanarroense: apuntes rápidos antes de tomar mi cafe




Para los gobiernos en turno de Quintana Roo existen dos tipos de mayas: los "jach mayas" cruzoob, y los otros mayas que vinieron a repoblar. Esta dicotomía debe desaparecer en ese discurso romántico y clientelista (así como el INMAYA debe desaparecer), para ser más exactos, debe desaparecer ese discurso romántico y clientelista acunado por una historia y una antropología romántica y clientelista.
Creo que debe haber una completa redistribución de la riqueza generada por el turismo y no simples dádivas culturalistas que se destinan a los centros ceremoniales mediante una suerte de becas de 500 pesitos mensuales a los tatiches más sus canastas navideñas de fin de año y sus velas para el santo.
No, la autonomía va más allá de eso, implica una completa transformación del pueblo y de la relación del Estado con el pueblo maya (diversos y cambiante), una construcción de las herramientas para el desarrollo (un solo ejemplo, mayor camino de la educación en la zona maya), donde el binominio cultura-economía local no sea separable.

viernes, 11 de diciembre de 2020

Chan Mozón



El mozón es el remolino más pequeño de todos, pero el más peligroso. Dicen los abuelos que hay que tener cuidado con el mozón, pues aunque pareciera no tener tanta fuerza como sus hermanos mayores los huracanes, puede llevar a cada milpero que camina por los senderos y trochas del monte, directo a la mata de chukun, repleta de espinas. Cuando el mozón te atrapa en el chukún, el campesino sabe que tiene que invocar a los yuumtsilo'ob, los dioses del monte. Dicen los que saben estas cosas de esta tierra, que el mozón es presagio de huracanes. Al mozón el campesino sabe cómo atraparlo: con su sombrero cuando comienza a crecer en los cruces de los caminos lo atrapa, luego sale de ahí seguro una culebrita, o una lagartija, es un viento que se libera.

Del mozón sale la canción "Chan mozón", el pequeño remolino:

"Cuidado niño, oríllate, porque a la mitad del camino cruza el pequeño remolino, el chan mozón.
Si te llega a pegar, vas a tener que ir con un meen para santiguarte.
Te van a dar jarabes para que tomes
Y hierbas para que te bañes y limpie
El mal espíritu que ha atrapado tu cuerpo.
Así que, niño, no te confíes ni te dejes engañar,
que las pequeñas cosas podrían ser mortales".



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Me preguntaron por qué escribí incorrectamente la palabra "monzón", ese viento periódico que sopla en mares como el índico, unas veces de un lado y otras dando círculos embriagados, según la clasificación del monárquico RAE y sus enarcadas cejas de lexicógrafa fifí.
Conozco sus palabras tolvaneras, sus vientos alisios y sus polvos que se arrastran. Yo respondí que escribo este español peninsular, el de mis mayores, con las palabras de mi pueblo, con la mixtura, textura y terrosidad del pueblo maya, inventor del mestizo español yucateco.
La N y la Ñ fue casi comida en la Colonia, hay que decirle a los gramáticos eso, que mejor preferimos la M del Yumm; y del viejo monzón índico, el pueblo maya abrevió esa palabra, le dio ingravidez, la bañó con las aguas zuhuy del cenote de Maní.
Ahí tienes tú ese compendio de toponimias escrita por el campechano célebre, Pacheco Cruz, cuando descorre la semántica de la palabra Temozón: "lugar aquí de remolinos". "Remolino de viento", asegura el sabio Barrera Vásquez y su grupo de tlacuilos. Y en las distintas clases de vientos, de los nueve vientos de la rosa de los vientos, el mozón, ese niño remolino, puede convertirse en el temido dios "moson ik'", el huracán creador.
Un hombre diligente y trabajador, que no se queda a dormir en su pasel todo el día mientras las milpas son olvidadas, hay que llamarlo un "moson k'ab", el que tiene fuerza de un torbellino, y si el amor o el deseo carnal incita sus días, se convierte en un "moson k'ak, una llamarada de fuego grande, más allá de la muerte como diría el clásico.
Nadie subestime las palabras del pueblo. Toda la poesía de la historia de los hombres comenzó en el cruce diario de las palabras sedientas, en el cruce de los caminos donde aguarda el chan mozón.

viernes, 27 de noviembre de 2020

POEMA A LA ZONA LIBRE DE CHETUMAL





Quincallas, ultramarinos,
quesos de importación,
rones medio finos y whiskys de la pérfida Albión,
turrones londinenses,
mantequillas y galletas danesas,
queso "nordic" de lata azul
que fungía siempre de cajón provisional
para la Singer de mi madre,
el Chetumal de antaño,
el de buena madera
y buenos productos de otras tierras,
de cuando no se había firmado el NAFTA
y México no había abierto sus puertas al mundo,
vive y espera.

En esos tiempos de fines de la guerra fría
y de los últimos estertores de la chiclería,
la bonanza comercial había transmutado al curvato
en un cuerno ebúrneo de la abundancia.
Surgieron entonces los "chetumalitos" en Mérida y otros pueblos
y se disparó el realismo mágico de las laterías
que permitían sentirnos menos pueblerinos
y más viajeros trotamundos.
Fue cuando el curvato, hoy tan triste y desolado,
dio muestras de riquezas desaforadas,
y en pueblos como Dziuché o el Km 80,
habían malparido a los barones de la fayuca
debido a las ganancias que traía el ser considerado
el estado como Zona Libre a todas las baratijas
más allá de las fronteras políticas,
remedios curalotodo y productos del extranjero
que se podían obtener arribando a las entrañas del Curvato,
en la casa de los turcos como el Baroudi
y otros hombres y mujeres del desierto.
Es la nostalgia del ayer que regresa.

domingo, 15 de noviembre de 2020

¡A la mierda mi curvatidad!: aproximaciones a un fenómeno identitario que sucede en Chetumal



En un video reciente que vi sobre la grilla del patio quintanarroense, un energúmeno empresario meridano avecindado en Playa del Carmen, dijo una sarta de incoherencias y lanzó dentelladas sulfurosas contra los chetumaleños. Muchos lo están disculpando, porque señalan que solo se los dijo a los “chayotes” locales. Eso es mentira, se lo dijo a todos los chetumaleños sin distinción: agachados, sin pantalones; en una palabra, deshuevados porque "no defienden lo suyo". Y todo esto lo dijo frente a un cantantillo de esos rumbos curvateros. La filípica fue tan indignante, que mis machacados, mis marquesitas y mi perro caliente del parque del Queso se acedaron del coraje. 

Esto me ha dado pie a recordar un fenómeno que sucede mucho en Chetumal entre algunos de esa especie que fueron descendientes de burócratas y que no se sienten parte del trópico a pesar de vivir en una hermosa y pequeña ciudad desde hace más de cinco generaciones. “El chetumaleño -dije hace unos años-, no quiere a su ciudad, eso es obvio para todos”.  
Pues sucede que, en Chetumal, los que más odian su ciudad y a sus gentes, son los chetumaleños, los de clase media que desean ser de la aristocracia hamaquera, y mientras menos tengan que ver con la región, mucho mejor: no desean utilizar en su léxico vocablos en maya que delaten su regionalismo, y hasta prefieren más la barbacoa en vez de la cochinita y cuando hace un poco de frío sacan su atuendo “de cuando van a la ciudad” (no Mérida, por supuesto, Cdmx solamente). Esta hipótesis la vengo sosteniendo desde mis tiempos en que vivía ahí: el chetumaleño, el descendiente de familias de la burocracia que llegaron de otras partes fuera de la península (no los descendientes de los colonos, aclaro), es demasiado amante de lo externo; siente un miedo profundo, como si la Guerra de Castas no hubiera terminado, por los pueblos “semi bárbaros” (según ellos) de tierra adentro, y consideran que todo lo de afuera de la Península es mejor que sus ubérrimas selvas chicleras, lajas y pantanales, quieren ser chilangos del trópico a lo huevo cuando eso no es la gran cosa, sino un signo evidente de baja autoestima provinciana, de no querer, aceptar y defender su ciudad crecida entre manglares. Esto se trata, digamos, de un nativismo al revés. Y vaya que esto es extraño, porque las muestras mejores de nativismo recalcitrante provienen de Chetumal.
Podríamos decir que, en Chetumal, la identidad, las costumbres y el sentimiento nativista es un constructo meramente literario de nostálgicos trasnochados, porque en la práctica esto no se da: todos desean olvidar su tropicalidad, todos desean el frío de la gran ciudad en su pequeña y calurosa ciudad. ¡Y a la mierda mi curvatidad!

sábado, 31 de octubre de 2020

Carlos René González Álvarez, in memoriam



Hoy nos enteramos de la muerte del médico y humanista meridano, Carlos René González Álvarez. Comprometido con las luchas del pueblo maya, el médico era integrante del Foro Maya Peninsular. El 2 de mayo de este año, en su muro de Facebook, el doctor González Álvarez escribió un texto donde hablaba de la pandemia de Covid-19 que se cernía en los pueblos mayas y que la impericia democrática de algunas autoridades municipales, violentaban derechos humanos de los más desprotegidos de Yucatán. Como homenaje, rescatamos ese texto del desaparecido humanista meridano donde se posicionó claramente a favor del pueblo maya de Xoy y del respeto a la memoria del líder campesino Bernardino Canul Xix:



COVID 19 Y BERNARDINO CANUL XIX



Por Carlos René González Álvarez 


En la Comisaría de Xoy, del municipio de Peto se ha puesto claramente en evidencia la falta de conocimientos y la negligencia de las autoridades que enfrentan la epidemia del COVID 19.

Los hijos de Bernardino que trabajan en la zona turística llegaron a la comunidad hace más de un mes al haberse quedado sin trabajo, hasta hoy han estado sanos. Dino (cómo se le conoce en la comunidad) ha tenido antecedentes previos de cuadros respiratorios previos por los cuales ha recibido atención médica. Comienza a presentar un cuadro de insuficiencia respiratoria y acude a consultar a Peto, después de una serie de intentos fallidos para obtener atención, finalmente es considerado sospechoso de ser portador de COVID 19 y es enviado a Mérida (al Hospital O'Horan) para su atención. Lo valoran y lo envían de vuelta al Hospital General de Tekax, en donde se agrava y se le envía de vuelta al Hospital O'Horan, en donde al llegar falleció. Elaboran un acta de defunción en la cual se asienta que falleció por una Neumonia comunitaria y se autoriza el traslado del cuerpo a su comunidad. El alcalde de Peto realiza una publicación en redes sociales dónde anuncia que la persona falleció de COVID-19 y responsabiliza a la familia de negligencia. Desata una ola de rechazo y discriminación en la comunidad, la cual culmina con la prohibición del acceso de los pobladores de Xoy a la cabecera municipal, desatando una protesta de la población.

Esta serie de acontecimientos desnuda la estrategia policial y no sanitaria para enfrentar el COVID 19, en las poblaciones. El cierre de la entrada a las poblaciones no es hermético, permite la entrada y la salida de personas, quienes realizan servicios de subsistencia, cuyo estado de salud no puede ser determinado con seguridad y se maneja discrecionalmente. Las personas de la comunidad que laboran fuera de la población, son otro grupo en tránsito expuesto a riesgo. Ante el supuesto fracaso del proceso informativo a la población y el cierre de algunos centros de trabajo, se ha optado por suspender el libre tránsito consagrado en la Constitución, así como el derecho al trabajo, entre otros.

¿Cuál es el programa estratégico para la atención de las PERSONAS y no de las ENFERMEDADES en Peto? El señor hace alarde de su falta de conocimientos: presenta después del fallecimiento de Dino, de una constancia sin firma de que el resultado de la prueba de COVID 19, fue POSITIVO. Suponiendo, sin conceder que el resultado es positivo, ¿Qué ha hecho para investigar a los contactos y a los contactos de sus contactos para reforzar las medidas de higiene y establecer una cuarentena de 14 días? Si nada ha hecho, está permitiendo que se extienda la epidemia en la localidad bajo su responsabilidad. ¿Qué garantías puede ofrecer para la atención y el traslado de las personas que presentan un cuadro de insuficiencia grave? ¿Los sube a una camioneta de traslado, sin oxígeno, ni medidas de protección para el personal a cargo? ¿Sabe a dónde deben acudir a Tekax o a Mérida?

Su intento de desconocer (para evadir sus responsabilidades), el certificado de defunción expedido por el Hospital O'Horan, cuestiona a toda la cadena de atención médica establecida. Con esto manifiesta no sólo su falta de conocimientos, sino también su falta de responsabilidad y de capacidad para proteger a la población de Peto. 


jueves, 22 de octubre de 2020

La campana que resuena sonidos de libertad en el corazón de los mayas




Autor: Profesor Ismael Briceño Mukul



 

Sonaron las campanas de la esperanza,
sonaron las campanas de la libertad,
en los repiques sonoros de la selva maya
dictan y cantan el yugo de los caciques del pueblo.
Las voces de nuestros ancestros retumban 
en esos ecos de campana 
con las manos agitadas por Noé y por Luis,
los nuevos caudillos de la esperanza.
Son palomos privados de su libertad, pero sus almas emancipadas en el viento que canta su heroísmo.
Cantan en la voz de la selva maya, 
los nombres de los hombres jaguares que defienden a sus pueblos.
Voces de primavera que jamás serán privadas,
en las lagunas, en los cerros, en la veredas de las milpas, resonaran el sonido de la campana de la libertad.
Y algún día resonaran en todos los pueblos de Morelos
allí entonces nos quitaremos el yugo de los caciques.
!Viva La Esperanza¡
Entonces ya no habrá, mano que apacigüe, ya no habrán voces quebrantadas,
ya no habrán sumisos, porque volverán los hombres águilas y volverán los hombres jaguares en el humo del copal, entre las brasas calientes saldrán como el ave fénix de sus cenizas.
Se cantará jubilosamente entre el murmullo de las nubes grises,
entre la resonancia de los cañaverales y los huamiles, 
entre las leyendas escritas en capullo del silencio 
la campana seguirá sonando en el corazón de los mayas. 
Que mi pluma baile este día al compás de los hombres valientes.




 


jueves, 8 de octubre de 2020

El control yanqui de una zona caliente, o del verdadero motivo del cambio de Territorio a estado de Quintana Roo: hipótesis de trabajo

Por Gilberto Avilez Tax. 

Dr. en Historia, especialista en la historia de Quintana Roo y Yucatán


¿Luis Echeverría le dio un fuerte impulso a la erección de Quintana Roo en estado? Por supuesto, Echeverría debería tener un lugar más relevante en los sitios del poder regional (en un post anterior explicamos por qué no es así).

Pero, siguiendo a algunos autores y leyendo la coyuntura de lo que estaba detrás del 8 de octubre de 1974, apuntemos: la erección del territorio a estado de Quintana Roo ya estaba en el aire desde 1959 en tiempos de López Mateos (uno de los tres presidentes mexicanos que fueron Litempos, ojos y manos de la CIA), fue un asunto de estrategia geopolítica y hasta de búsqueda de otro espacio turístico donde irían a remojarse los gringos después del cierre de los casinos, garitos y congales de La Habana por los barbudos de Fidel. Del mismo modo, era una forma de poner una base militar (sin base militar pero sí con muchos hoteles) frente a las narices de Centroamérica y Cuba por parte de los yanquis. 

        De 1960 a 1974, donde se inserta el grueso de las políticas de colonización dirigida en el Territorio, habría que observarlo como una estrategia del gobierno mexicano para “amestizar” un antiguo espacio de indígenas mayas rebeldes que pudieran ser presa de aventureros guerrilleros (como sucedió en Guatemala, como lo que se vio en Chiapas), en el que la coyuntura macrorregional y mundial (Guerra Fría, control de las fronteras), redimensionaba el estratégico papel de las fronteras. Eso explica el control de los aparatos municipales en la Zona Maya por parte de estructuras mestizas de poder, sin darle el reconocimiento debido a una autonomía municipal netamente indígena (el municipio de Cecilio Chi, que fue sacado del mapa primero del estado, dividiendo esa zona en dos municipios con estructuras mestizas de poder: José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto).

Litempo-8 Echeverría actuó en concordancia con los intereses yanquis, al eregir el estado de Quintana Roo. Ese es el sentido verdadero del origen de este estado, y lo demás que vino, los discursos inventados, las hagiografías nativistas, los "constituyentes del 74" (ninguno de estos "Solones" era especialista en derecho constitucional, todo era un montaje del centro del país para lo que ya estaba pactado), las rememoraciones, los poemitas y las historias oficiales, habría que leerlo como un simple romanticismo burdo de escuela historiográfica priísta.





¿Por qué don Porfis y Luis Echeverría no están y no estarán en el muro de honor del congreso de Quintana Roo?

Por Gilberto Avilez Tax. 
Dr. en Historia, especialista en la historia de Quintana Roo y Yucatán




La respuesta se traduce en lo siguiente: en Quintana Roo se idealiza el pasado, se execra de ciertos hombres (verbigracia, Margarito Ramírez), se ponderan otros periodos (la Guerra de Castas, el chicle, el turismo), y se omiten a los que en verdad posibilitaron la estructuración de este Estado: era cosa de huaches y yucatecos.

Yo leo los discursos de los gobernadores del Territorio, de Aarón Merino a David Gustavo Gutiérrez. Una labor titánica para forjar el destino de esta región llena de pantanos, paludismo y poca población; los gobernadores fungían como las miradas, manos y ojos del centro para controlar un territorio siempre en disputa. La cosa no fue nada sencilla, se tenía que forjar todo desde cero, ni carreteras troncales ni lo mínimo había en el territorio continental porque las islas y Chetumal eran otra cosa.

 


¿Por qué no don Porfis? En 2013, un diputado presidente de la Gran Comisión del Congreso de Quintana Roo propuso lo impensable, que se inscriba con letras de oro el nombre de la Esfinge tuxtepecana que hizo valedero en 1901 la soberanía de la nación en este punto alejado de la patria, y fue cuando ardió Troya y salieron a relucir los indigenismos tropicales más radicales: ¿cómo se atrevía?, esto era un insulto a los mayas, un despropósito de la historia, un oprobio para Quintana Roo instituir en el sacrosanto recinto legislativo el nombre del dictador. Ahí quedó la cosa porque es políticamente incorrecto mencionar al "pacificador" de los mayas rebeldes (y de los yaquis y tantos grupos indígenas que quedaban por ahí en actitud belicosa, en ese largo siglo XIX que terminó apenas en 1910).


¿Y por qué Echeverría no? Porque su destierro comenzó, precisamente, en 1982, con la llegada de los neoliberales al poder y porque la carga del 68 y Corpus Christi y los halcones lo imposibilitan para acercarse siquiera a su obra que ha entrado en crisis por la violencia sistemática, me refiero al proyecto Cancún. Echeverría es el padre de más de uno de los constituyentes del estado, pero nadie osa decir su parentesco, todos resultaron ser los cuervos de la clásica moraleja. 


 


lunes, 20 de julio de 2020

Gitanos en el pueblo




Aún recuerdo que a fines de la década de 1980 los gitanos acostumbraban llegar al pueblo, venían para diciembre o para los días de cuaresma. En uno de sus cuentos, el gran Joaquín Bestard cuenta de estas trashumancias de gitanos por toda la geografía encantada de la Península y de Nuestra América, como García Márquez nos lo hizo saber. A propósito de García Márquez, cuando el fabulador de Aracata murió, escribí esta anécdota de los gitanos en Yucatán:

 "En las novelas de García Márquez, los gitanos volaban con sus esteras por las calles de Macondo. En mi pueblo, los gitanos llegaron hasta finales de 1980, siempre pidiéndoles las manos a los hombres, las gitanas de tetas poderosas para que pudieran leer en ellas con sus miradas de Casandra, o para que untaran de caricias vaporosas, sus ubres capaces de amamantar hasta a un regimiento completo".

La fotografía es del Diario de Yucatán, de 31 de agosto de 1941. Y la localidad a la llegaron era Tecoh. Según la nota, algunos se dedicaban "a decir la buenaventura".

lunes, 13 de abril de 2020

A Cancún en su agonía: Miserables buscadores de propinas del turismo



Antes, en esta tierra caminaban los chicleros.
Y en la sabana aguardaba a la caza nocturna el jaguar.
Los saraguatos y los lagartos, en el Hondo y en las caoberas dormían.
Era la tierra que recorrió mi padre, combatiendo el paludismo.
Pero un día, cerrado el congal de La Habana por los barbudos triunfantes,
Los gringos quedaron sin putas donde ir,
Y en la irracionalidad de Guerras frías y calientes como mi cerveza,
Había que poner centinelas por todos los frentes de esa isla rebelde.
No había tanto que pensar, los Litempo mexicanos ofrendaron
La tierra de los cansados mayas rebeldes
Pues ya otro Díaz, el primer Litempo de todos, los había "pacificado" con sus batallones genocidas.
Y se armó el plan y el proyecto y el sueño de los banqueros y de la usura yucateca,
Y el nido de serpientes convocó a repitles y chacales.
Desbrozaron el monte, y en menos de una década construyeron los palacios.
Y otra vez los mayas, como en el chicle, dejaron la coa y empuñaron la cuchara,
Y fue cuando ahí comenzó el nuevo katún de la tristeza.

La involución de la Península comenzó
cuando el turismo masivo inició su senda agresiva
desde el malhadado proyecto Cancún:
éramos autónomos,
la milpa y la selva podrían rendir para mucho,
pero después nos volvimos miserables buscadores de propinas del turismo,
vía el "le muevo la panza",
la taxiada,
trabajar de media cuchara en las obras,
ser proxeneta en puteros para el gringo,
escribir poemas para el gringo,
buscar la chamba en el Crucero, amanecer borracho en el Parian,
ir a Señor Flogs tan de lejitos,
vender coca para el gringo,
hablar inglés para el gringo,
hacer "turismo sustentable” (nada de eso) para el gringo,
xcaretizarse para el gringo,
escribir tratados de turismo para el gringo,
acudir a congresos del turismo para el gringo,
devastar la ecología para el gringo,
servir de testaferro para el gringo,
darle las nalgas al gringo.

Nos hemos vuelto miserables buscadores de propinas de vidrio,
y todo esto ya no sirve: el gringo, nuestro conquistador y nuestra Iglesia de los días Xcaretizados,
se ha ido, no sé cuándo regresará.

jueves, 2 de abril de 2020

DE CUANDO PERDÍ UNA HAMACA EN CHETUMAL



Alberto Paraíso, poeta y cantor del mítico Hondo, pregunta a todos los vientos si alguien le presta una hamaca que no se esté despedazando. "Está muy vieja mi hamaca, y le soy fiel. Dicen que era del General Francisco May".

La mía era de mi abuelo, el coronel de su casa, Crescencio,
y un día se perdió para siempre.
La perdí en Chetumal, donde igual perdí la memoria de tantos días sin lustre.
Era una hamaca roja
como la pasión de las mulatas del Hondo,
vivía a dos esquinas de la bahía,
en un cuarto pequeño que me rentaba
un nativista curvatero
y culero de esa ciudad perdida.
Mi cuarto era el cuarto de los libros
una hamaca y una silla.

La mesa donde escribía,
daba de frente al viento marino,
a las aguas calmosas de mi bahía.
Y un día, no sé cuándo, puede que haya sido en abril,
la hamaca se comenzó a deshilar,
primero fue un hilo, luego otra hebra, luego muchas hembras,
le salió sargazos y olió a hembras-hebras taciturnas del Hondo.
Dos meses duró su partida, dos meses con sus días y crepúsculos malditos.
Y un día, como si nada, el último cáñamo de mi hamaca
salió de mi ventana,
voló como los papagayos
(a los cuales los huaches les dicen papalotes)
y se perdió ahí en esa cercana bahía.
Dicen que descansa en la panza de un manatí callado.

martes, 24 de marzo de 2020

El neo aztequismo de la derecha cerril: ¡quieren su tzompantli con el covid-19 para hacer caer a un gobierno democrático!



La población nativa que no murió en la Conquista de México debido a las múltiples enfermedades traídas con los barcos españoles, así como la descendencia mestiza, fue inmune posteriormente. Hagamos un poco de historia, para decir que de entre los 25 y 30 millones de indígenas que existían en el territorio que actualmente es el centro de México al momento de la conquista, sesenta años después, los números se redujeron a 3 millones: los virus nuevos traídos con los barcos y en las ancas de los caballos de los invasores, fueron una de las tantas plagas que se ensañaron contra la población nativa.
            Pero en la tierra maya, las cosas no fueron tan drásticas. En el caso de la Península de Yucatán, podemos indicar que, aunque la caída demográfica inicial fue considerable, la cuantía de la población maya al tiempo de la conquista y su evolución durante los siglos XVI y XVII (y en la actualidad, región donde el proceso del mestizaje ha sido escaso) fue significativa y siempre se mantuvo en un margen de gran población indígena frente al reducido grupo de colonizadores españoles. La amplitud de brazos de los pueblos mayas peninsulares, junto con la "pobreza de la tierra", fue canalizado por el dominio colonial: "Los españoles siempre alegaron la pobreza de los recursos naturales como un pretexto para la imposición y continuidad de formas tempranas de la tributación y los servicios personales que prestaban los indígenas, dando lugar a una relación en gran medida señorial y parasitaria" (Bracamonte y Solís, 1996: 26).
            Y hay otras cosas que me generan más optimismo, pero está de más decirlo a la derecha cerril y a sus escribanos a sueldo: ellos apuestan, con una mirada de neoastequizmo indefendible, por un nuevo Tzompantli para bailar efusivos y pedir la caída de un gobierno constituido.
            Observo a tantos intelectuales y tinterillos, rabiosos de ver pilas sobre pilas de cadáveres para que se les cumpla el deseo de decir, "te lo dije", a un gobierno que, según la OMS y el número de casos y muertos (lo mínimo de lo mínimo), está haciendo bien, más que bien las cosas. Sus escrituras y opiniones son de una amoralidad creciente, vomitiva.
            La geografía, la latitud, el calor y la solidaridad, así como que, hasta ahora, el Covid-19 ha resultado poco letal en tierras nuestras, nos dan motivos de esperanza. Y nuestra herencia cultural nos da un sinfín de motivos para estar esperanzados. ¿Qué es lo que tenemos los mexicanos?, ¿de qué estamos hechos? De maíz y de resiliencia. Somos los hijos de todos los virus, plagas y epidemias que vinieron con los barcos españoles. Nuestra geografía tropical, bosques y selvas, nuestro ADN en resistencia, juegan a favor de nosotros; así como nuestras abismales carencias son la defensa inesperada ante lo desconocido. No hay de qué preocuparse.


viernes, 20 de marzo de 2020

DETENER LA CANALLADA DE LAS CADENAS HOTELERAS DE QUINTANA ROO EN TIEMPOS DEL CORONAVIRUS





¡NO AL DESPIDO Y SÍ AL PAGO ÍNTEGRO DE SUELDOS EN CUARENTENA!


El gobierno federal y estatal deben respaldar la economía de los más desprotegidos de Quintana Roo en estos momentos: los trabajadores de los hoteles. Hay noticias de que están comenzando despidos masivos en cadenas hoteleras que, en momentos de bonanza, han hecho su acumulación brutal del capital a costa de nuestros mares, costas y la explotación de nuestras gentes. Los testaferros políticos actuales, la clase política local y nacional, en esta coyuntura que mucho antes habíamos previsto y criticado (la monodependencia del turismo caníbal de los destinos de Quintana Roo) debe hacerse del mando de esta economía volátil del turismo y obligar por todos los medios a que las cadenas hoteleras no despidan, que manden a sus trabajadores a casa y con goce íntegro de su salario. Es tiempo que el Estado se deje sentir con toda su fuerza para contener las canalladas de los hoteleros. ¿Cúal es el posicionaiento de los suspirantes de la gubernatura en este tópico?, ¿qué dice el Congreso del estado?

Los motivos de Raimundo Chi: "Solo la guerra purificaría todas las injusticias que los blancos han cometido contra nuestro pueblo"

Si Tzucacab fue el pueblo de la firma de aquel tratado, en Peto la cosa se recompuso. Días después de que el Cura Vela y Pat lo suscribieran...

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