Hace exacto dos años, por medio del Facebook de mi amigo, el poeta en lengua maya Gregorio Vázquez Canché, supe de un artero y liliputiense ataque verbal contra el maestro, proferido por alguien de menor cuantía literaria.
A Gregorio Vázquez Canché lo considero como uno de los maestros de la lengua, la escritura y el pensamiento maya en la actualidad, lo mismo piensa el catalán Francesc Ligorred Perramon. Su labor de poeta es de largas leguas en las letras quintanarroenses y peninsulares, tiene innumerables estudios sobre las tradiciones y costumbres de los herederos de la Cruz Parlante, y su trabajo se escora en el compromiso con la historia de resistencia del pueblo maya, y el ser pionero en hablar sobre los derechos indígenas en la Península, participando en la crítica a los 500 años de colonialismo, desde la resistencia de los pueblos originarios de México. Sin embargo, por ser un escritor que no pide canonjías y dádivas editoriales al ogro filantrópico, su obra impresa es reducida, cuenta con un puñado de poemas en una antología de hace pocos años, y un largo ensayo sobre la cosmovisión maya, El aliento protector de la cultura maya, ambos textos editados en Quintana Roo.
En el 2018, para estas fechas, Édgar Rodríguez Cimé, escritor monolingüe en castellano, que se considera tlacuilo del actual pensamiento y literatura maya, desde su conciencia de priísta de izquierdas, comentando un ensayo del catalán Francisco Ligorred Perramón sobre la nueva literatura maya que aparece en el Tomo II de la nueva Enciclopedia Yucatanense, espetó a Feliciano Sánchez Chan y a Vázquez Canché esta lapidaria aserción:
“Después de 500 años de resistencia armada y biocultural, resulta altamente apreciado “el compromiso político de los escritores con su arrinconado pueblo”. En el escenario poético, dos de los “tres maestros de escritores” mencionados por Ligorred: Feliciano Sánchez Chan y Gregorio Vázquez Canché, han sido cuestionados por los propios literatos por su papel de “ladinos” gubernamentales”.
¿Quiénes son los cuestionadores? Nada más y nada menos que Rodríguez Cimé, nadie más que él, que no escribe en maya sino en una especie de lenguaje entre urbano y campirano del solar yucatanense (el hablar de la calle vuelta literatura menor de entretenimiento). Rodríguez Cimé le dice “ladino gubernamental” a alguien que durante toda su vida laboral y su carrera literaria no ha pedido canonjías presupuestales para publicar “14 libros”, pero sus poemas son de una poética que se enraíza en lo profundo de la historia y la cosmovisión maya haciéndole frente a las olas de la devastación occidental en el antiguo territorio cruzoob, en resistencia contra la Xcaret-ización turistera. Rodríguez Cimé, es un escritor que nos sorprende a veces por sus desatinos: apuntar del desaparecido Javier Gómez Navarrete como alguien que reside “fuera de la península” y que por tanto no podía ser el primer escritor en lengua maya en escribir una novela, o sus querellas de partidos –la clásica revancha y guerra intertribal de los Xiu de Xaya y los Cimé de Sotuta- contra Feliciano Sánchez Chan, son lo pintorezco, lo pasable y disculpable. Pero decirle a un escritor como Gregorio Vázquez Canché, cuya historia de vida ha estado siempre abajo y a la izquierda, de ser un ladino gubernamental, es una estolidez de alguien que recientemente hizo su genio porque la Sedeculta panista, que ya no es la misma Sedeculta priísta donde fueron publicados buena parte de sus 14 libros, lo invitara a un convivio en el día del escritor en Yucatán: “No sé cómo se atreven a invitarme al ‘Día del Escritor’, cuando NUNCA me ha apoyado la Secretaría de la Cultura y las Artes, del Gobierno de Yucatán, las veces que lo he solicitado”. Los clásicos “apoyos”, pero los ladinos gubernamentales son otros. En fin, creo que todos los amigos se equivocan en un momento: Édgar es mi amigo, Gregorio es mi maestro. Respeto a ambos porque ambos, con sus libros, han formado parte de mi vocación literaria y mi amor por las cosas de Yucatán.
Postdata: un leve acercamiento a la obra de Gregorio Vázquez Canché
Hace un tiempo, el 30 de septiembre de 2019, al saber de que se terminaba un programa de radio conducido por Vázquez Canché y en donde participé en dos ocasiones hablando de los pasajes y personajes menos conocidos de la Guerra de Castas, escribí esta aproximación a Vázquez Canché
Gregorio Vázquez Canché, el poeta de Yool lik’ t’ano’ob
Hace media hora, el maestro Gregorio Vázquez Canché, poeta y ensayista en lengua maya, subió a su muro de Facebook lo siguiente:
“Cierre de Yool Iik' - T'ano'ob, miles de letras, un baktun de pago palabras, un sinfín de Voces y muchos amigos hicieron posible este jolch'ak”.
Reconozco desde este espacio a mi amigo y maestro, Gregorio Manuel Vázquez Canche, por su incansable labor al frente de su valioso programa, donde tocó todos los temas habidos y por haber sobre el gran pueblo maya de Quintana Roo y la Península de Yucatán.
Me extraña esta salida intempestiva, no creo que se deba a elementos extraños y aviesos que abundan en los mentidores culturales de Carrillo Puerto, creo que la labor intelectual del maestro Gregorio está fuera de toda discusión. Yo dos veces tuve la oportunidad de estar en programa hablando sobre la Guerra de Castas y aproximándome a la biografía del caudillo Crescencio Poot Lira.
Hace un par de años, comencé una aproximación a la obra del maestro Gregorio (inacabada, que se encuentra en el tintero) del modo siguiente:
Gregorio Manuel Vázquez Canche, el amigo y maestro, vino de su lejano Tekantó para aprender un nuevo lenguaje: el lenguaje verdadero, sin dobleces, de los pueblos en resistencia. Como el oxkutzcabense Felipe Nery Ávila Zapata, Vázquez Canché, ha sido el amanuense, secretario, el escritor y poeta de los tatiches y jefes mayas del centro de Quintana Roo. De su trabajo, todos los interesados por las cosas de los herederoS, hay que decir que no es de hoy, no es de ayer: es de décadas atrás desde que llegó, casi adolescente, a estudiar en Felipe Carrillo Puerto.
Cuando nadie hablaba sobre derechos indígenas en Quintana Roo y la península, cuando los que hablaban de esos “otros derechos” eran vistos como “rojos” y “comunistas”, Gregorio y “los abuelos", los batabes de los centros ceremoniales continuaban ese diálogo de larga duración autonómica que iniciara Cecilio, Jacinto, Manuel Antonio, Florentino, José María, Crescencio, etc., en eso que se conoce como Guerra de Castas de Yucatán. "Seguimos guerreando", afirma Gregorio, y yo le digo: "seguimos guerreando", Goyo.
Porque como escribes en tu libreta inacabada de notas, Gregorio, la rebelión de los muertos de 1847, de esos muertos que tienen más vida en la memoria de los mayores, es lo que nos impulsa a trabajar, Gregorio, para que:
"De los huesos cocidos debajo de la tierra
surge la voz de los hombres verdaderos
resucitan la sangre del gran profeta
y se revelan los secretos de los ancestros
Que se bendigan las ofrendas en las cuevas
se extinga dolor y tristeza
se apaguen deseos de espíritus
y se destierren discordias y avaricia
Con pasos firmes debajo de las piedras
renacen los caminos blancos del Mayab
y de los cerros bajen los grandes consejos
para abrigarlos en lo más hondo del corazón.
Y cuando el Sol Padre fecunde a la Abuela Luna
y el vientre de la Tierra Madre aborte fuego
enfurecerán los vientos y los Cháako'ob
Yuum K'uj, protege la vida de tus hijos".
Esperemos, maestro Goyo, que otros programas radiofónicos estén en el horizonte, maestro.
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