viernes, 11 de diciembre de 2020

Chan Mozón



El mozón es el remolino más pequeño de todos, pero el más peligroso. Dicen los abuelos que hay que tener cuidado con el mozón, pues aunque pareciera no tener tanta fuerza como sus hermanos mayores los huracanes, puede llevar a cada milpero que camina por los senderos y trochas del monte, directo a la mata de chukun, repleta de espinas. Cuando el mozón te atrapa en el chukún, el campesino sabe que tiene que invocar a los yuumtsilo'ob, los dioses del monte. Dicen los que saben estas cosas de esta tierra, que el mozón es presagio de huracanes. Al mozón el campesino sabe cómo atraparlo: con su sombrero cuando comienza a crecer en los cruces de los caminos lo atrapa, luego sale de ahí seguro una culebrita, o una lagartija, es un viento que se libera.

Del mozón sale la canción "Chan mozón", el pequeño remolino:

"Cuidado niño, oríllate, porque a la mitad del camino cruza el pequeño remolino, el chan mozón.
Si te llega a pegar, vas a tener que ir con un meen para santiguarte.
Te van a dar jarabes para que tomes
Y hierbas para que te bañes y limpie
El mal espíritu que ha atrapado tu cuerpo.
Así que, niño, no te confíes ni te dejes engañar,
que las pequeñas cosas podrían ser mortales".



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Me preguntaron por qué escribí incorrectamente la palabra "monzón", ese viento periódico que sopla en mares como el índico, unas veces de un lado y otras dando círculos embriagados, según la clasificación del monárquico RAE y sus enarcadas cejas de lexicógrafa fifí.
Conozco sus palabras tolvaneras, sus vientos alisios y sus polvos que se arrastran. Yo respondí que escribo este español peninsular, el de mis mayores, con las palabras de mi pueblo, con la mixtura, textura y terrosidad del pueblo maya, inventor del mestizo español yucateco.
La N y la Ñ fue casi comida en la Colonia, hay que decirle a los gramáticos eso, que mejor preferimos la M del Yumm; y del viejo monzón índico, el pueblo maya abrevió esa palabra, le dio ingravidez, la bañó con las aguas zuhuy del cenote de Maní.
Ahí tienes tú ese compendio de toponimias escrita por el campechano célebre, Pacheco Cruz, cuando descorre la semántica de la palabra Temozón: "lugar aquí de remolinos". "Remolino de viento", asegura el sabio Barrera Vásquez y su grupo de tlacuilos. Y en las distintas clases de vientos, de los nueve vientos de la rosa de los vientos, el mozón, ese niño remolino, puede convertirse en el temido dios "moson ik'", el huracán creador.
Un hombre diligente y trabajador, que no se queda a dormir en su pasel todo el día mientras las milpas son olvidadas, hay que llamarlo un "moson k'ab", el que tiene fuerza de un torbellino, y si el amor o el deseo carnal incita sus días, se convierte en un "moson k'ak, una llamarada de fuego grande, más allá de la muerte como diría el clásico.
Nadie subestime las palabras del pueblo. Toda la poesía de la historia de los hombres comenzó en el cruce diario de las palabras sedientas, en el cruce de los caminos donde aguarda el chan mozón.

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