Antes, en esta tierra caminaban los chicleros.
Y en la sabana aguardaba a la caza nocturna el jaguar.
Los saraguatos y los lagartos, en el Hondo y en las caoberas dormían.
Era la tierra que recorrió mi padre, combatiendo el paludismo.
Pero un día, cerrado el congal de La Habana por los barbudos triunfantes,
Los gringos quedaron sin putas donde ir,
Y en la irracionalidad de Guerras frías y calientes como mi cerveza,
Había que poner centinelas por todos los frentes de esa isla rebelde.
No había tanto que pensar, los Litempo mexicanos ofrendaron
La tierra de los cansados mayas rebeldes
Pues ya otro Díaz, el primer Litempo de todos, los había "pacificado" con sus batallones genocidas.
Y se armó el plan y el proyecto y el sueño de los banqueros y de la usura yucateca,
Y el nido de serpientes convocó a repitles y chacales.
Desbrozaron el monte, y en menos de una década construyeron los palacios.
Y otra vez los mayas, como en el chicle, dejaron la coa y empuñaron la cuchara,
Y fue cuando ahí comenzó el nuevo katún de la tristeza.
La involución de la Península comenzó
cuando el turismo masivo inició su senda agresiva
desde el malhadado proyecto Cancún:
éramos autónomos,
la milpa y la selva podrían rendir para mucho,
pero después nos volvimos miserables buscadores de propinas del turismo,
vía el "le muevo la panza",
la taxiada,
trabajar de media cuchara en las obras,
ser proxeneta en puteros para el gringo,
escribir poemas para el gringo,
buscar la chamba en el Crucero, amanecer borracho en el Parian,
ir a Señor Flogs tan de lejitos,
vender coca para el gringo,
hablar inglés para el gringo,
hacer "turismo sustentable” (nada de eso) para el gringo,
xcaretizarse para el gringo,
escribir tratados de turismo para el gringo,
acudir a congresos del turismo para el gringo,
devastar la ecología para el gringo,
servir de testaferro para el gringo,
darle las nalgas al gringo.
Nos hemos vuelto miserables buscadores de propinas de vidrio,
y todo esto ya no sirve: el gringo, nuestro conquistador y nuestra Iglesia de los días Xcaretizados,
se ha ido, no sé cuándo regresará.
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