Cuenta
Paul Sullivan los días y las predicciones de uno de los últimos chilames de los
cruzoob, el tatich de Chumpón, Florentino Cituk.
Cituk
no aguantó la segunda de dos epidemias de malos vientos, viruela y gripe (la
española), que causaron estragos entre los mayas del centro de Quintana Roo
durante las dos primeras décadas del siglo XX. Esas epidemias eran recordadas
por los mayas como el "Gran Incendio" que arrasó tierras, pueblos, y
que redujo a la población cruzoob a la mitad (de diez mil a cinco mil). Murieron
bastantes, los más que murieron fueron los viejos, pero también niños y jóvenes
sucumbieron a la peste, y por más que pedían al cielo, el cielo no les concedió
clemencia alguna.
Los
más viejos entre los viejos, saben bien que esta historia, cíclica, regresará
de nuevo.
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