Leo que al General José Isabel Sulub,
que tiene genuinas y respetables simpatías por la izquierda, lo han “degradado
a simple soldado”. Pregunto, ¿quién lo ha degradado?, ¿cacicas de patio
municipal de un Estado simulador de derechos indígenas?, ¿quién lo ha
degradado, el “nojoch sukuun”?, ¿el magistrado plenipotenciario?, ¿la fiebre terciana del coyote mayor?
Cuando el Estado
turístico le dio un cargo, medio mundo se tomaba la foto con el nieto de
Evaristo Sulub, el último rebelde de una larga e interminable guerra, la Guerra
de Castas de Yucatán: se tomaban la foto con el abuelo por el cargo estatal que
representaba, no por la historia de resistencia y lucha que simboliza desde el momento en que los suyos lo eligieron para cuidar a la Cruz que un día guió a sus mayores al combate por su libertad. A Don Chabelo, antes de ostentar ese cargo sacado de la manga por el Estado neoindigenista, la comunidad, los
distintos jefes de la Cruz Parlante le dieron el cargo de general. Ése es el que cuenta, y a ese sí le rindo el respeto por todo lo que representa. Ese nadie se
lo quita, nadie le quita los galones de estar hecho de la misma estirpe y la misma consistencia digna del último rebelde que,
junto con Concepción Cituk, fueron los que pelearon hasta su muerte la plena
autonomía para los hijos de la Cruz Parlante, mucho antes de que el Estado creara sus ficciones jurídicas para un pueblo que está mucho antes de los que después llegaron.
Cuando don
Chabelo dijo caminar por un camino menos turbio, el estado regional etnofágico,
y sus arlequines del coyotaje, se molestaron con él e inventaron una patraña
que nadie les cree, dijeron que don Chabelito traicionó "porque se había
tomado las fotos" con políticos, pero no dicen que se molestaron no porque
se haya tomado la foto con un simple político, sino porque se tomó la foto con
el mismo presidente de México en su toma del bastón de mando: me cuentan que
hubo furia, porque el cacicazgo estatal piensa que los jefes mayas como
Chabelito son parte de su set de marketing político cuando les otorga sus 500
pesos mensuales, su canasta navideña y los nombra con la maldita palabreja de “dignatarios”,
al mismo tiempo que la dignidad de los mayas de Quintana Roo se hace polvo por
las históricas marginaciones y exclusiones de todo tipo.
¿Y en donde
quedan los derechos humanos a decidir libremente, don Chabelito, y en donde
quedan los derechos indígenas, el artículo 169 de la OIT y la Declaración de la
ONU en materia indígena que habla de la autodeterminación y otras cosas que
propugnan la plena libertad de las comunidades y de cualquiera? Quedan en la
simulación de derechos de un estado turístico solamente.
Lo cierto es que,
adentro, en las comunidades, don Chabelito sigue siendo el patrón y jefe de la
Cruz Parlante. Por eso les digo, a los intelectuales oficiosos, a sus teóricos
de las etnicidades creadas y recreadas por la Xcaret-ización turística, que
vayan con su Gran Consejo Maya a otra parte, y desde luego que hay que decir
que esas asociaciones civiles -así es visto el Gran Consejo Maya- son inventos
creados desde el andamiaje estatal. Valen para un carajo o para una tesis de antropología de la UQRoo solamente.
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