En el actual sexenio lópez-obradorista está en proceso de construcción y de arranque las sedes de las once Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJ). En Yucatán se tiene contemplado la puesta en marcha de dos de ellas, en Ticul (Licenciatura en Educación Física y Medicina Integral y Salud Comunitaria) y en Yaxcabá (Ingeniería en Desarrollo Regional Sustentable). De igual forma está en proceso la construcción de la sede en Tihosuco y, al parecer, en Lázaro Cárdenas, Quintana Roo.
Estas universidades tienen como objetivo el hacer
cumplir, a cabalidad, lo dispuesto por el artículo 3 Constitucional: toda
persona tiene derecho a recibir educación por parte del Estado, que será
gratuita “y tenderá a desarrollar armónicamente, todas las facultades del ser
humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la Patria, el respeto a los
derechos humanos y la conciencia de la solidaridad internacional, en la
independencia y en la justicia”. Como respuesta a la concentración de las IES
en zonas urbanas, las universidades para el Bienestar Benito Juárez García se
encontrarán en municipios rurales o semi-rurales (como es el caso de las de
Yucatán y Quintana Roo). Las once universidades que están en proceso de iniciar
cursos, son un aliciente y una esperanza, desde luego, para los pueblos
indígenas de México, y para toda la gente de escasos recursos de este país,
tanto jóvenes como adultos, que por cuestiones económicas no continuaron sus
estudios universitarios. En las Universidades Benito Juárez García, señala una
nota de prensa, no se cobrará “ni en inscripción ni en colegiaturas ni nada,
aquí no pagan nada, ni el examen. Incluso, habrá un apoyo de beca mensual de 2
mil 400 pesos a cada estudiante”.[1]
Dirán que las universidades UBBJ tienen como
antecedente a las Universidades Interculturales creadas en tiempos del
derechista Vicente Fox Quezada. En tiempos de este personaje, en su sexenio se crearon casi todas las Universidades interculturales que
existen actualmente en el país, y nadie, nadie protestó o señaló su molestia,
como ahora muchos radicales, tanto tirios como troyanos, tienen la desfachatez de hacerlo. Estas
universidades interculturales, según Sartorello, fueron creadas en el año 2002,
y su creación se enmarcó “en las acciones desarrolladas como parte del Programa
Nacional de Educación (2001-2006) para ampliar la cobertura de la educación
superior hacia las regiones indígenas del país; en este sentido, forma parte de
una estrategia integral que se sustenta en la implementación de programas
compensatorios y de acción afirmativa dirigidos a mejorar el acceso y la
atención de los jóvenes indígenas al nivel educativo superior. Entre éstos, el
Programa Nacional de Becas para la Educación Superior (Pronabes) y el Programa
de Atención a Estudiantes Indígenas (PAEIIES) de la ANUIES”.[2]
Actualmente muchas de las Interculturales gravitan entre el marasmo burocrático y la debilidad investigativa y hasta de docencia,
las tremendas cotas de poder en intramuros universitarios (es el caso de la
UIMQRoo, pero no exclusivamente de esta), y la corrupción administrativa (casi
todas). En ellas, cuenta más una especie de “indio imaginario”, folklorizado y "xkaret-izado", visto desde las
anteojeras de unas ciencias sociales culturalistas, positivistas y no comprometidas con la lucha
real en torno a la liberación de los pueblos indios. Entre la simulación de derechos
y la retórica de la interculturalidad por parte de un profesorado que se
mueve siguiendo las lógicas de las universidades tradicionales, a más de una
década del funcionamiento de éstas urge una revolución en sus estructuras y
postulados mismos.
Esto tiene que ver con la forma en que fueron
gestadas las UIES, dándole un margen mayor a los grupos de poder en los estados
en que fueron implementadas. Lo señaló claramente en su momento Andrés Fábregas
Puig, al hacer un recuento de su paso como rector fundador de la Universidad
Intercultural de Chiapas (UNICH): la debilidad más grande de la UNICH, pero no
solamente de la UNICH, vale lo mismo para otras Interculturales, está en su
diseño como organismo descentralizado del gobierno de Chiapas. “Ese grave error
de diseño –apuntó Fábregas Puig- puso a la Universidad en manos del gobernador
en turno y ello fue la causa de su declive”.[3] La idea que defiendo y sustento, para el posible resarcimiento de las UIES, sería de que el nuevo gobierno federalice aún más y tenga el control de mando de las UIES actuales, toda vez que muchas de ellas se mueven en el perfil que antes he señalado. La idea es otorgar una mayor federalización a estas importantes universidades que son parte vital de las comunidades indígenas donde se encuentran.
Las universidades que contempla el nuevo gobierno
federal, rescatan lo mejor de las UIES y le agregan un fuerte basamento federal
para contrarrestar la cacería de brujas, los enquistamientos podridos de poder,
los botines académicos-políticos, los favores a la hermana o el hermano idiota
del influyente en turno, y desde luego que se tienen que amoldar a la
democratización y la libertad plena tanto para el profesorado y la relación administración-alumnado
y rectores con obligado perfil que posibiliten el conocimiento de las diversas
realidades de los pueblos y comunidades de México. Frente a esto, las Interculturales fallidas,
con su retórica neo indigenista, sus simulacros de diálogos, su fuerte
dependencia a histéricos secretarios sectarios estatales de educación que ni les
interesa la educación de los indígenas por razones que tienen que ver con el
racismo epistémico, y sus cochupos en intramuros universitarios, tienen que
modificar, están obligadas a modificar el rumbo, o puede que se queden hasta sin
alumnos y maestros.
[1] “Afinan
la llegada de las 11 universidades de AMLO”, por Lizbeth Flores. El Universal,
11 de marzo de 2019. En https://www.eluniversal.com.mx/estados/afinan-la-llegada-de-las-11-universidades-de-amlo?fbclid=IwAR3XocIOQImgfBnsXLvVwyK6EZCCjQYDJtuzwHC21HubsUdvnymOE_E-Ydo
[2] Stefano
Sartorello. “Universidades Interculturales en México: Reflexiones polifónicas y
críticas a una década de su creación”. 30 de agosto de 2016. En http://www.educacionfutura.org/universidades-interculturales-en-mexico-reflexiones-polifonicas-y-criticas-a-una-decada-de-su-creacion/
[3] Andrés Fábregas Puig. “La
Universidad Intercultural de Chiapas: una experiencia interrumpida”, en
Floriberto González et al. La Gestión de
la Educación Superior Intercultural en México. Retos y perspectivas de las
Universidades Interculturales. México-Universidad Autónoma de Guerrero, El
Colegio de Guerrero, A.C. 2017, p. 83
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