Del 23 al 29 de junio de este año, en el antiguo
cacicazgo de Uaymil-Chetumal, después de casi un cuarto de siglo en que por vez
primera se diera un congreso de esta magnitud en la ciudad de los Curvatos donde
se dieron cita lo más granado de la élite mundial de especialistas en la
cultura maya, al fin regresa el Congreso Internacional de Mayistas, organizado
por el Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de
la UNAM, el INAH y otras instituciones locales como coadyuvantes logísticos.
La inauguración será el 23 de
junio, en el Teatro Constituyentes de Chetumal, y tendrá como sede de las conferencias
simultáneas matutinas, las instalaciones de la Universidad de Quintana Roo. Mayistas
de todo el mundo (arqueólogos, epigrafistas, historiadores, antropólogos,
turistólogos, lingüistas) venidos de Francia, España, Dinamarca, Polonia, Rusia,
Canadá, Estados Unidos, Alemania y por supuesto México, entre otros países,
darán a conocer a un público selecto sus más recientes investigaciones en torno
a la cultura maya (la de hoy y la del lejano ayer). Es la segunda vez que
tierras quintanarroenses cobijan a estos estudiosos de todo el orbe, cuyos
temas de investigación tratan exclusivamente sobre la senda recorrida hasta
ahora por esta cultura originaria, viva y actuante. En mi calidad de historiador
del pueblo maya peninsular (o de algunos pueblos mayas peninsulares), tendré el
gusto de participar con una ponencia que tiene que ver con la “Xcaret-ización”
de la cultura maya, en el simposio denominado “Turismo y Procesos de
patrimonialización de la cultura entre los pueblos mayas contemporáneos”. Sobre este trabajo, he dado avances
de él en las páginas de Noticaribe.[1]
En la Xcaret-ización realizo una aproximación sobre cómo el turismo en Quintana
Roo ha utilizado a la cultura maya para fines que tienen que ver no
precisamente con palabras “sacras” y políticamente correctas como la “revalorización
de la cultura”, la “defensa del patrimonio cultural”, o la pugna por el respeto
de los derechos indígenas y la necesaria crítica de un presente del pueblo maya
que gravita en situaciones estructurales de pobreza lancinante. Abordo la
Xcaret-ización de la cultura maya, por no decir su espectacularización y
teatralización. Esta idea tiene que ver con los procesos de invención y
reinvención de la mayanidad, ahora no mediante la puesta en escena de la
educación indigenista, sino a través del turismo en la zona. De un señero
estudio de los mayas de tres pueblos de Yaxcabá (Yaxunah, Tiholop y
Tahdzibichén), extraigo esta cita que tiene que ver con esta suerte de
reinvención identitaria del pueblo maya:
“Por eso es posible observar que las prácticas
culturales mayas apropiadas y reproducidas en el contexto regional por los no
mayas no se convierten en elementos de uso; es decir, no se reproducen como
parte integrante de la forma de vida mestiza, sino que son elementos de exhibición,
como una forma de mostrar a los demás la diversidad cultural con que cuenta la
región [...] La reinvención del indio y su cultura es un proceso que ha estado
presente en el país desde hace muchas décadas, principalmente en los años
posteriores a la Revolución mexicana. Lo maya de esta manera es manipulado,
mistificado, idealizado, enriquecido en el aspecto folclórico por parte de
personas ajenas al grupo y su cultura con fines eminentemente turísticos, en
donde los descendientes del pueblo mesoamericano son expuestos como si se tratara
de objetos en una vitrina”.[2]
Dejo hasta aquí estas ideas de la
Xcaret-ización de la cultura maya en Quintana Roo. Ahora, para conmemorar el
regreso de este importante congreso a tierras quintanarroenses, vale la pena
rescatar para Noticaribe una crónica pormenorizada de cuando tuvo lugar el Tercer Congreso Internacional de Mayistas, en la ciudad de
Chetumal.
Tercer
Encuentro Internacional de Mayistas
El 9 de julio de 1995, a las 18:00 horas
con 45 minutos de una tarde cálida pero fresca - según el periódico de aquel
día-, Mario Villanueva Madrid, gobernador para ese entonces de Quintana Roo,
declaraba “formalmente inaugurados los trabajos” del Tercer Congreso
Internacional de Mayistas. La casi en pañales Universidad de Quintana Roo (UQROO),
del 9 al 15 de julio fue el escenario en el que se movieron, platicaron,
dialogaron, disertaron, discutieron y objetaron las más intrincadas teorías
sobre los mayas, los “Grandes Mayistas” venidos de todos los rumbos de la rosa
de los vientos. Fue el escenario, también, de las palabras proferidas por los kúch káahalo’ob (es decir, “los que
sostienen el cargo del pueblo”) de X-Cacal Guardia, Quintana Roo, y de algunas
quejas que externaron estos últimos a la esquizofrenia de algunos Grandes
Mayistas. Comenzaré este texto recordando el catálogo de las ponencias que, en mi
opinión, fueron dignas de aparecer en los dos voluminosos tomos de las Memorias
de ese encuentro, editado en 1998 por la UNAM y la UQROO (cada tomo, con más de
800 páginas).
El
catálogo de las ponencias rescatables
Una lista de los eruditos que asistieron
a una universidad desconocida de una ciudad no menos desconocida, nos da un
ejemplo de la calidad de ponencias que el público escuchó hace casi un cuarto
de siglo (alumnos y externos): En la mesa denominada “Los Mayas Peninsulares
del tiempo de la invasión española”, el gran mayista japonés, Tsubasa Okoshi,
hizo una revisión crítica de la geografía política de los yucatecos en el
Postclásico. En la interesante mesa que tocaría el tema de las investigaciones
recientes de los mayas del centro de Quintana Roo desde áreas como la
antropología, la historia, la lingüística y la ecología, Allan Burns, el
folklorista y recopilador exhaustivo de los mitos, las consejas, los cuentos y
la literatura oral de los mayas actuales, hablaría de los “Diálogos y metáforas
en los consejos históricos orales de los Santa Cruz Maya”. Muchos años después,
al leer este trabajo en el decurso de mi propia investigación sobre los mayas
del centro de Quintana Roo, diría y sigo diciendo que el traductor demostró su
“mentecatilidad” con el título. En la misma mesa, el suizo Ueli Hostettler,
mediante la tradición oral, habló sobre la perspectiva que los mayas del pueblo
de Yaxley tienen del cambio: de una economía de autoconsumo hasta 1960, los de
Yaxley pasarían a los años difíciles de la “apertura” al mercado, y de la
penetración del Estado abriendo viejos y nuevos caminos y plantando escuelas.
Siempre en esa mesa, Martha Herminia Villalobos González, con su ponencia
denominada “Mayas e ingleses: intercambio económico al final de la Guerra de
Castas, 1880-1910”, daría unos avances de lo que conoceríamos en el libro El bosque Sitiado…: la tesis económica
explicando la durabilidad de los años autonómicos de los rebeldes de Chan Santa
Cruz.
Saliendo del área de la
antropología y la historia de los rebeldes del centro de Quintana Roo, el
Tercer Congreso no pudo haber sido de mayistas sino hiciera acto de presencia
la ciencia “dura”, pero a veces no tan exacta, en el área de los estudios mayistas:
me refiero a la enigmática epigrafía. Ahí, el célebre ruso que, según la
conseja, conoció a fray Diego de Landa en un Berlín combustionándose durante la
Segunda Guerra Mundial, daría unas breves palabras en español: En un auditorio
que no sé si ya estaba bautizado con su nombre, el padre del desciframiento de
la escritura maya, Yuri Knorozov, dijo al público, estas memorables palabras:
“Voy a hablar ahora de la teoría del desciframiento y comenzaré refiriéndome a
la metodología…” Si hubiera asistido a la conferencia de Knorozov, con doble
lazo de cochino me hubiese amarrado a mi silla para no salir huyendo, y
aguantaría la tristeza de apenas poder descifrar la salmodia del gran
descifrador. La epigrafía, obviamente, no es para autodidactas. Apenas hubo
salido Knorozov del estrado del auditorio que, repito, no sé si ya estaba
bautizado con su nombre, la gran Linda Schele, junto con el alemán Nikolai
Grube y Erik Boot, nos hablarían de algunas “suggestions” de las profecías
katúnicas en el libro del Chilam Balam. Hasta ahora, no he leído esa ponencia,
pero ha de ser interesante porque de Linda me he leído el Cosmos Maya y Una
selva de reyes, y digo que no hay pierde…Victoria Bricker, la célebre autora de
El Cristo indígena, el Rey nativo, habló de la función de los almanaques en el
Códice Madrid.
Siguiendo con la revisión de
las ponencias de los mayistas que asistieron a ese olvidado Tercer Congreso, en
una mesa que trató sobre los movimientos de revitalización en el área maya, dos
chiapanólogos, Kevin Gosner (el de los soldados de la virgen), y Urlich Kölher
hablarían de las sublevaciones tzeltales y chamulas en tiempos coloniales y
decimonónicos. En esa misma mesa dio una ponencia indignante la no menos
indignante Gudrun Mossbrucker, tocando el tema de la rebelión de Quisteil de
1761 con términos que quedarían para los anales de la infamia historiográfica:
para Mossbrucker es un hecho que era un asunto de borrachos lo de la rebelión
de Jacinto Canek, y tergiversando trabajos como el de Victoria Bricker, Villa
Rojas, e incluso el del a un tiempo execrado y admirado Sierra O’Reilly,
Mossbrucker diría las siguientes bazofias:
a).- “Entre los mayas yucatecos no existe
tradición oral respecto a Quisteil, ni siquiera el ‘líder’ de la
‘insurrección’, acusado de haberse coronado rey de todos los mayas de Yucatán,
se encuentra en su memoria”.
b).- “Sierra O’Reilly inventó esta
biografía que hasta hoy día es aceptada por muchos científicos…” (Mossbrucker
se refería a la biografía de Jacinto Canek, de que fue panadero nacido en el barrio
de Santiago de Campeche, que fue educado en el convento franciscano de Mérida
donde hubo de leer la historia antigua de su pueblo y así convencerse de que
había que terminar con el sistema colonial).
c).- “…no hay seguridad de que realmente
hubo un líder o rey en Quisteil; más dudas todavía caben acerca de que Canek
fue aquel líder”.
d).- “…no podemos decidir si en Quisteil
en el año 1761 hubo una rebelión”.
Años después, nuevos estudios en el
Archivo General de Indias (AGI) con el legajo del caso de 1761, vendrían a
hacer que Mossbrucker se metiera su ponencia de interpretación prejuiciosa de
literatura del caso, por donde más le gustara.
En una mesa denominada “La selva en
transformación: procesos y personalidades”, Herman W. Konrad tocaría, vez
enésima, sus estudios sobre el chicle en la Península de Yucatán. Los estudios
de Konrad son referencia obligada para aquel que pretenda intentar trabajar el
chicle, una industria extractiva triste por lo que implicó su dependencia-sobrevivencia
al mercado gringo, pero altamente atrayente en cuanto a la vida cotidiana de
los chicleros, esos gambusinos de “la Montaña” que lograron domeñar y civilizar
lo incivilizable: la feracidad de la Montaña, durante los primeros cincuenta años
del siglo XX.
Para el año 1995 estaba
todavía fresca la rebelión del EZLN desde aquel memorable amanecer del 1 de
enero de 1994, y para esas fechas, un giro de 180 grados que se dio entre
investigadores de la ciencia jurídica o la sociología del derecho, había
comenzado a rendir sus frutos con seminarios célebres como el de las ya míticas
Jornadas Lascasianas. 1992 puede ser el año en que los juristas, sociólogos y
filósofos del derecho comenzaron a hablar de la otredad en sus discursos
jurídicos abstrusos, de los otros derechos de los grupos minoritarios. En el
Tercer Congreso Internacional de Mayistas se dio cabida para estos nuevos
cauces investigativos, y así vemos que los mayistas, acostumbrados a hablar de
historias antiguas, de movimientos étnicos coloniales, de duraciones milenarias
y trabajos en excavaciones, escucharon a un Manuel González Oropeza hablar de
la Constitución yucateca de 1841 y el juicio de amparo; a Carlos Salvador
Ordóñez Mazariegos indicando cuáles eran los Derechos Humanos de los pueblos
indios (todos los humanos pero, además, el derecho a la autodeterminación, a la
territorialidad, a la cultura propia, al etnodesarrollo); a Jorge Alberto
González Galván hablando del “derecho matriz de los excluidos”: la autonomía (o
los procesos autonómicos de los pueblos mayas de Chiapas). A su vez, el
admirado José Emilio Ordoñez Cifuentes (q.e.p.d.) precisaría, bajo la lente del
derecho internacional público y la sociología del derecho, conceptualizaciones
jurídicas en el estudio del derecho indígena: los conceptos “indio, pueblo y
minorías”.
En otra mesa redonda,
denominada “Los mayas peninsulares en los siglos XIX y XX”, Terry Rugeley, el
gran guerracastólogo revisionista de Oklahoma, hablaría del Tihosuco de 1800-1847,
trabajo que se engarza a su obra primera sobre la Guerra de Castas: Yucatán’s Maya Peasantry. The Origins of the
Caste War, aparecida en 1996 y que lamentablemente, junto con Rebelion now and forever…, no han sido
traducidas al castellano. El trabajo de Tihosuco aparecería tanto en el Unicornio histórico del Por Esto!, así como en la revista Saastun, de la Universidad del Mayab.
Sin embargo, la primera vez que lo leí fue en las Memorias de este Tercer
Congreso de Mayistas.
En una de las últimas, por no
decir la última mesa redonda plenaria, denominada Historia de Quintana Roo, el
novelista total de la Guerra de Castas, Nelson Reed, hablaría sobre Yumil
Jesucristo, Juan de la Cruz, y la Cruz Parlante. No es superfluo decir que el
libro de Reed, aunque es una perfecta obra historiográfica armada bajo el
cartabón bibliográfico de Howard Cline, es hasta ahora la obra cumbre, la más
amena, la que más atrapa de la Guerra de Castas, de ahí que la vea también como
una novela. Al lado de don Nelson, Sergio Quezada expondría un estudio sobre
los centros políticos del oriente peninsular yucateco durante el lapso
1517-1565. La discípula directa de Reed, Lorena Careaga (y me pregunto, ¿quién
que no haya leído a Reed y trabaje temas de la guerra de castas en Yucatán,
puede no ser su discípulo? Para bien o para mal, todos somos herederos de
Reed), finalizando este Tercer Encuentro de Mayistas, tocó el tema de las
sendas de resistencia de los mayas bravos y los mayas pacíficos, en el siglo
XIX.
¿Quiénes
son verdaderamente los expertos en asuntos mayas?
El antropólogo chicano Juan R. Sosa y, al
parecer, el poeta e intelectual Gregorio Vázquez Canché, fueron los encargados
de coordinar los tsikbaloobs
(pláticas) que dieron los oficiales de X-Cacal Guardia, en el Tercer Encuentro
Internacional de Mayistas. Juan R. Sosa, con unas palabras introductorias que
podrían sonar un poco ríspidas, pero que sin duda son exactas, argumentó, en su
alocución introductoria, lo siguiente:
“A
la misma vez que se ha intentado dominar al pueblo maya, ha surgido también un
tremendo interés académico y turístico en ellos. Es precisamente por eso que
todos estamos aquí, porque es posible que los mayas se han convertido en la
cultura más estudiada del mundo, aunque muchas veces esto se hace en forma de
un saqueo literal o simbólico…Así, muchos profesionistas de varias disciplinas
hacen sus carreras, ganan sus sueldos y se aprovechan de la fama internacional,
sin regresarles nada a los actuales dueños de esta tierra, mientras estos
verdaderos mayas siguen resistiendo una dominación extranjera en su propio
país”.
Y seguía con su combativo discurso Juan
R. Sosa:
“Un
resultado de todo esto es que muchas veces los actuales mayas se han quedado
invisibles o solo reducidos a imágenes folklóricas y malentendidas tanto por el
público en general, como por los que supuestamente son los expertos en ellos.
De esto surgen las siguientes preguntas: ¿Quiénes son verdaderamente los
expertos en asuntos mayas?”
Y reiteramos la pregunta, ¿quiénes en
verdad son los expertos en asuntos mayas?, ¿Villa Rojas, Redfield, Morley,
Nikolai Grube, Reed, Castillo Cocom?
En las palabras de Vázquez Canché, este,
inspirado tal vez por la fuerte presencia del discurso zapatista, diría sus
célebres palabras de que todavía había maya para rato:
Para muchos los mayas ya no existimos. Que
somos parte del pasado. Para otros somos objetos de estudio. Más aún hay otros
que nos quieren comparar con seres extraños. Lo anterior nos indigna y nos
demuestra la incapacidad de personas para entender la sabiduría y los
conocimientos de los antepasados, y de los mayas de ahora. No entienden el
profundo conocimiento y poder que tuvieron los abuelos por su relación con la madre
tierra, el cielo, el padre sol, las estrellas, la abuela luna, la lluvia, el
bosque, los animales, y que hasta la fecha se mantiene viva. Solamente que está
oculta por la cultura del dz‟úul (el extranjero). Pues, parece que hay un
malentendido, o que no nos quieren ver como una cultura viva. Aunque han pasado
más de 500 años de dominación cultural, todavía hay ch‟a cháak (la entrega al
ch‟áak), todavía hay loj káaj (la ceremonia del pueblo), todavía hay maya para
rato, todavía hay maya para dar lata. Hemos resistido a perder nuestros valores
culturales mayas. Somos tan tercos que queremos heredarlos a nuestros hijos y
nietos. Por eso ya no queremos seguir siendo objeto de estudio, ni buenos
indiecitos de folklor para adornar actos públicos. Queremos ser nosotros
mismos. Hablar. Exigir el respeto a nuestras autoridades tradicionales y a
nuestra cultura. Queremos hacer nuestras propias cosas[…]”
Vázquez Canché, frente al público donde
seguramente estaba algún Gran Mayista tomando un trago de ron en las rocas o
pensando en las musarañas katúnicas o ligándose a una negra nalgona
chetumaleña, contó cómo surgió la idea de que los kúch káahalo’ob fueran a Chetumal a contar su palabra:
"Entonces, reflexionando estas cosas
[de la autonomía y la defensa cultural indígena, GAT] con los abuelos, dijimos:
“Hombre, en el patio de nuestra casa hay un Congreso Internacional de Mayistas,
y sería el colmo no estar ahí”.
Vázquez Canché les pedía paciencia a los
Grandes Mayistas, les decía que les dieran chance a los nojoch mako para que dijeran su palabra, porque, “como ustedes
saben, estar callado durante muchos años, como que uno quiere decir todo en
unas horas”, y resulta que las palabras se le atropellan a uno y salen huyendo,
y rebotan mal y no se dejan atrapar. Terminando su alocución, Vázquez Canché
les pedía también, a los Grandes Mayistas, a los eruditos estudiosos de la
cultura maya, “un compromiso de los investigadores con los pueblos a devolver
el resultado de su trabajo, para que sea completo y en beneficio de la
comunidad maya”.
Las palabras del poeta Vázquez Canché,
quien fungió varios años como secretario de los jefes mayas de los centros
ceremoniales del centro de Quintana Roo, se puede sintetizar en el siguiente
poema del maestro, escrito en 2017. Transcribo:
Seguimos guerreando
Esta es la cara del Katun de guerra
ocho k’atunes de comerse al sol
hizo amarga la gracia del señor
la noche aciaga cobijó la tierra
se ahorcaron a los hombres verdaderos
ahorcados están los señores profetas
ahorcados están los grandes sacerdotes
Esclavos y esclavas las palabras
esclavas y esclavos los montes
esclavos y esclavas las piedras
Esclavas y esclavos ¿Quiénes?
Cantando dolor el bejuco waayum
desgarrando espaldas de indios
y en la oscuridad de la muerte
dulce susurro de espíritus
¡Levántense, libérense! hijos míos!
Y sonó tu caracol de guerra Nachi Cocom
y encendiste la guerra Jacinto Kan Ek’
guerreando guerreando es su andar
guerreando guerreando es su muerte
Grito de guerra es tu voz Manuel A. Ay
eco la voz de tu fusil Cecilio Chí
sonido es la voz de tu machete Jacinto Pat
concierto de balas es tu fusil Bernardino Cen.
Y te vestiste de Dios José M. Barrera
en el gran pueblo de la cruz casa del jaguar
enseñaste la palabra de Dios Manuel Nahuat
y gobernaste tu pueblo Crescencio Poot.
Y defendiste el territorio Capitan Cituk
vigilaste la casa del sigilo Evaristo Sulub
abrazaste tu santo destino Isidro Caamal
y entonaste la música de Dios Marcelino Poot
Así reinó la abeja roja en el Mayab
bañada en su sangre la tierra
y reinó el jaguar venado faisán
entre cuerpos muertos de mayas puros
cada día, cada noche, cada instante
en la casa de los sueños los guerreros espían
arribar el rocío de la gloria a limpiar discordias
agua virgen preña el vientre de la tierra
Algo viene en el viento de agua
no es claro a la vista de los hombres
algo viene en lo profundo del cielo
una señal, una palabra oculta, tal vez
Apenas y se oye el sonido de los fusiles
revolotean alegres las hojas de la montaña
llanto de sangre son los ojos de los abuelos
¡Aquí estamos, mi abuelo, mi padre, mi Dios!
¡¡Seguimos Guerreando!!
Esta es la cara del Katun de guerra
ocho k’atunes de comerse al sol
hizo amarga la gracia del señor
la noche aciaga cobijó la tierra
se ahorcaron a los hombres verdaderos
ahorcados están los señores profetas
ahorcados están los grandes sacerdotes
Esclavos y esclavas las palabras
esclavas y esclavos los montes
esclavos y esclavas las piedras
Esclavas y esclavos ¿Quiénes?
Cantando dolor el bejuco waayum
desgarrando espaldas de indios
y en la oscuridad de la muerte
dulce susurro de espíritus
¡Levántense, libérense! hijos míos!
Y sonó tu caracol de guerra Nachi Cocom
y encendiste la guerra Jacinto Kan Ek’
guerreando guerreando es su andar
guerreando guerreando es su muerte
Grito de guerra es tu voz Manuel A. Ay
eco la voz de tu fusil Cecilio Chí
sonido es la voz de tu machete Jacinto Pat
concierto de balas es tu fusil Bernardino Cen.
Y te vestiste de Dios José M. Barrera
en el gran pueblo de la cruz casa del jaguar
enseñaste la palabra de Dios Manuel Nahuat
y gobernaste tu pueblo Crescencio Poot.
Y defendiste el territorio Capitan Cituk
vigilaste la casa del sigilo Evaristo Sulub
abrazaste tu santo destino Isidro Caamal
y entonaste la música de Dios Marcelino Poot
Así reinó la abeja roja en el Mayab
bañada en su sangre la tierra
y reinó el jaguar venado faisán
entre cuerpos muertos de mayas puros
cada día, cada noche, cada instante
en la casa de los sueños los guerreros espían
arribar el rocío de la gloria a limpiar discordias
agua virgen preña el vientre de la tierra
Algo viene en el viento de agua
no es claro a la vista de los hombres
algo viene en lo profundo del cielo
una señal, una palabra oculta, tal vez
Apenas y se oye el sonido de los fusiles
revolotean alegres las hojas de la montaña
llanto de sangre son los ojos de los abuelos
¡Aquí estamos, mi abuelo, mi padre, mi Dios!
¡¡Seguimos Guerreando!!
¡Seguimos guerreando, Gregorio!
Las
palabras de los kúch káahalo’ob y la metida de pata de Nelson Reed
En seguida, les tocaba el turno a los
abuelos para decir su palabra. El general maya Isidro Caamal Cituk, de X-Cacal
Guardia, manifestaba a los “señores mayores” (o a los Grandes Mayistas
descifradores de los arcanos y de los cercanos), de que estaban “muy contentos
de venir aquí al pueblo de Chetumal, para conversar”, y que venían expresamente
a visitarlos. El comandante Dámaso Pech Cen, de Chumpón, francamente dijo que
“Llegamos a visitarles [a los Grandes Mayistas] aquí, porque nosotros estamos
viendo lo que está sucediendo por todos esos catrines (dz’úules). Vienen a
coger nuestras palabras (conversaciones), pero que lo respeten, porque tenemos
el gran cargo”. Don Higinio Kauil Pat, de X-Cacal Guardia, decía: “Somos esos
pobres mayas que dicen que han desaparecido, pero no hemos desaparecido. Aquí
estamos, para que puedan vernos, señores”. Hilario Che May, representante de la
comunidad de Tepich, contaba que creció en la pobreza, y que seguía siendo
pobre. Que uno de sus abuelos de 100 años fue esclavizado, que fue aprovechado
por los hombres catrines (dz’úules), y que él no quiere que los catrines se
sigan aprovechando, que los sigan engañando “sólo porque nosotros somos mayas y
pobres”.
En una ronda de preguntas
entre el público –los Grandes Mayistas habían desaparecido, o seguramente
estaban de cóctel- y los abuelos mayas del centro de Quintana Roo, alguien
preguntó que cómo podía ayudar a los abuelos, y el General Isidro Caamal Cituk
respondió: “Debe ser recíproca la ayuda, para que no haya maldad. Bueno,
señora, vamos a ayudarnos mutuamente. Me ayudas y yo te ayudo también. Pero si
yo te ayudo y no me ayudas, pues, no está bien”.
La
solicitud de Nelson Reed: le informaron que ayer dio permiso el gobernador que
va a cambiar el nombre de Felipe Carrillo Puerto a Chan Santa Cruz.
En la misma ronda de preguntas a los
abuelos, alguien del público agradecía que “qué bueno que se animaron a venir”,
y que, como decían los abuelos, no se puede resolver todo en la primera junta,
pero que ya habían comenzado a platicar y que había voluntad para ayudar de los
dos lados de la mesa. Y decía el preguntador o la preguntadora desconocid@:
“Pero yo he tenido el honor de estar con
este señor que se llama Nelson Reed, que es el autor del libro que se llama La
guerra de castas de Yucatán. Entonces, él estuvo en Bacalar en 1948, y estuvo
con don Norberto Yeh en Chancah Veracruz, hace 30 años. Entonces, él tiene
hecho una solicitud y le informaron que ayer dio permiso el gobernador que va a
cambiar el nombre de Felipe Carrillo Puerto a Chan Santa Cruz. Entonces, estoy
pidiendo a ustedes, los abuelos y los jefes, si están de acuerdo con ese cambio
de nombre”.
Y las respuestas no se hicieron esperar.
El teniente Crescencio Pat Cauich se adelantó a todos:
¡No! No estamos de acuerdo. Noj Kaj Santa
Cruz. Señores, las palabras que dijo este señor, los mayores antiguamente no
decían Chan Santa Cruz sino Noj Káaj
Santa Cruz X-Balam Naj Kampokolche Káaj. No es Chan Santa Cruz.
Alguien del público, con economía del
lengua, dijo: “Está muy largo”.
Respuesta: “Eso dicen los abuelos”.
Una doctora de nombre Maricela Ayala,
intervino: “Entonces creo que esa solicitud debe permanecer guardada hasta que
ellos estén de acuerdo, ¿no?
Respuesta: Lo consideramos así.
Alguien del público, tal vez una
feminista exquisita, preguntó por qué no, en el siguiente encuentro, se invite
a las abuelas. El General Isidro Caamal Cituk, con una frase, calmó el ánimo de
la feminista exquisita: “Que las inviten. Ya es hora".
La plática terminó con el pendiente de
que si se le corta o no su largura a Noj Káaj Santa Cruz X-Balam Naj
Kampokolche Káaj, o si Carrillo Puerto seguiría siendo Carrillo Puerto; y del
Tercer Congreso Internacional de Mayistas, un éxito rotundo, fue capturado en
dos gruesos volúmenes que sacan bíceps y tríceps al leerlos…
A 24 años de aquel Tercer Congreso
Internacional de Mayistas, los mayas, a ojos de un Estado quintanarroense
simulador y reforzador del turismo “conquistador”, siguen estando invisibles y “reducidos a imágenes folklóricas”, siguen siendo objeto del “saqueo cultural y simbólico” de la
Xcaret-ización de Mayaland.
[1] Véase
mi texto “La Xcaret-ización de Mayaland”. Noticaribe,
18 de Septiembre de 2018, en https://noticaribe.com.mx/2018/09/18/la-xcaret-izacion-de-mayaland-por-gilberto-avilez-tax/
[2] Jesús
Lizama Quijano. Estar en el mundo.
Procesos culturales, estrategias económicas y dinámicas identitarias entre los
mayas yucatecos.
Mérida. CIESAS-Miguel Ángel Porrúa, 2007, pp. 57-58.
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