sábado, 15 de marzo de 2025

Colonia Guadalupe: un núcleo agrario independiente del ejido de Peto

 



 (Texto escrito el 16 de enero de 2013)

Bajando del autobús de Mérida a Peto, pedí a un “tricitaxista” que me llevara, pues traía libros y documentos. En el trayecto, señalé que no llovió en el pueblo, pensaba que sí, porque en buena parte del camino la lluvia estuvo dale que dale. El hombre, como de 30 años, me contestó: "Pues no, no vinieron los chakes, y eso no va a estar bueno para los cítricos ni para la siembra..." Estas palabras desencadenaron unas preguntas incisivas que le hice al "obrero del pedal": que si se dedica a la milpa, o si tiene una parcela donde siembra. Me dijo que en la "temporada alta", trabaja de cocinero en Playa del Carmen, y que cuando no hay mucho trabajo, se regresa al pueblo y se va a “unas tierras” donde tienen cítricos, algunas colmenas, etc, y donde siembra maíz, frijol, calabazas, ibes, camote y yuca. Al final, justo enfrente de la puerta de mi casa, me dijo que su ejido es el ejido Guadalupe...y mi memoria trajo a cuento un caso que se presentó cuando la ampliación de ejidos a la villa de Peto, en los años 70, durante el periodo de Luis Echeverría.

Por tener problemas con el comisariado ejidal en la década de los 70, porque para esas fechas las “mencionadas Autoridades Agrarias de Peto, desean formar un Ejido ganadero en nuestra “Colonia””., los labriegos de la “Colonia Guadalupe” pidieron, en 1973, que “se nos otorgue independencia respecto del Ejido de Peto, dándole categoría de ejido a la Colonia Guadalupe y se nos reconozca los derechos agrarios sobre dichas tierras”. Nunca obtuvieron esa independencia, pero los labriegos lograron parar las intenciones de las autoridades agrarias del comisariado petuleño.

En 1936 fue el inicio de la historia de esta “Colonia Guadalupe”, pues como decían en su carta del 20 de agosto de 1973, los campesinos de esa “Colonia”, le decían al C. Jefe del Departamento de Asuntos Agrarios y Colonización, lo siguiente:

Los suscritos campesinos de la “Colonia Guadalupe”, ubicada en la Villa de Peto, Yucatán, México, por medio del presente memorial acudimos ante usted en solicitud de Justicia para el caso que inmediatamente exponemos: En el año de 1936, los campesinos de Macmay, población del Municipio de Peto, Yucatán, nos invitaron a los campesinos que nos encontrábamos trabajando tierras de “La Ermita”, finca ganadera de la propiedad del señor Fernando Lara, quien nos alquilaba parte de dicha finca mediante una renta mensual, para verificar una asamblea con el fin de que unidos hiciéramos una solicitud de Dotación de tierras, para que dejásemos de pagar por las tierras que cultivábamos.

Para esto, fue designado un ingeniero, quien junto con los campesinos de Macmay y los arrendatarios de las tierras de “La Ermita” deslindaron las tierras, y a la Ermita, con anuencia de su propietario, se le fraccionó una franja de varios cientos de hectáreas, “que ahora venimos a enterarnos que son 2,009 hectáreas”. Estas 2009 hectáreas entraban a formar parte de las 11,850 hectáreas para el ejido de Peto, dado por Resolución presidencial el 19 de julio de 1929.  De 40 a 50 labriegos de Macmay y ex arrendatarios de “La Ermita” las comenzaron a trabajar ,  y debido a que carecía de agua en dicho lugar, los campesinos tenían que “caminar tres kilómetros y medio para conseguirla”. Fue entonces cuando se decidió hacer un pozo para facilitarles el trabajo de las siembras:

 

               “En virtud de esa circunstancia, los señores Antonio Pech, Apolonio Pech y Rufino Dzul, dieron la idea de abrir un pozo en dicho lugar, para lo cual solicitaron previamente autorización de las autoridades municipales y ejidal de Peto, y una vez obtenido dicho permiso, invitaron a los campesinos que trabajábamos dichas tierras, para ver la forma de cooperar para la realización del pozo”.

De todos los campesino, 25 cooperaron para dinamitar la laja, sacar tierra y llegar al manto freático.

               Para hacer el pozo, de los campesinos de ese lugar, de los 40 o 50, cooperaron 25, de los cuales han fallecido seis y se han desavecindado 4.

Una vez hecho dicho pozo, los 25 participantes decidieron nuevamente dividir la extensión  de las 2009 hectáreas, en una franja de 600 hectáreas alrededor del pozo para que 40 campesinos (25 socios fundadores y 15 más que se les agregaron, que eran hijos de algunos de los 25 “fundadores”). Esta segunda división, se llevó en el año de 1952. El Comisariado Ejidal y la mayoría de los ejidatarios de Peto, en asamblea general celebrada el 10 de mayo de 1952, “acordaron solicitar de la Delegación Agraria su apoyo para que se verifique el deslinde de la Colonia Agrícola Guadalupe, ubicada dentro del ejido definitivo del poblado de Peto, mandando la documentación correspondiente para que la Superioridad resuelva lo que corresponda”. El 8 de julio de ese año, un ingeniero de la Delegación Agraria llevó a cabo el deslinde y levantamiento topográfico de las hectáreas para la formación de dicha “Colonia Ejidal”, con 40 socios. Las 600 hectáreas de la Colonia, se encontraban, como es lógico, en los alrededores de dicho pozo. Los 40 socios formaron:

 […] un comité que llamamos Pro-embellecimiento de la Colonia Guadalupe, llamada así en honor de nuestra Patrona, la Virgen de Guadalupe, comité que existe en la actualidad (1973), ya reorganizado, pues desgraciadamente no contamos con la ayuda y asesoramiento de las Autoridades Agrarias de la Villa de Peto, Yucatán, lugar donde pertenece nuestra Colonia.”

Pero en 1973, los 40 socios de la Colonia Guadalupe, decidieron separarse definitivamente del Comisariado Ejidal, por las supuestas razones

Se construyó un pozo en el lugar, y cada aniversario de la fundación del pozo, los labriegos hacían ceremonias agrícolas (las "primicias", el chachac) para conmemorar un año de ser independientes del ejido de Peto. Los labriegos del "ejido Guadalupe" dividieron sus 500 hectáreas de terrenos ejidales, y aunque no se separaron jurídicamente (imposible por ser resolución presidencial), han trabajado su tierra de forma autónoma como una especie de ranchería, y así siguen, hasta la fecha.

Yo creía que eso era cosa del pasado, pero de la plática entre emocionada de mi parte, y el asombro y extrañeza de Armando Tziu (ese es el nombre del tricitaxista que me sintetizaba la historia agraria de su "ejido") al ver que le enseñaba las transcripciones de  unos documentos que le atañen a él, a los suyos y a la memoria de sus "bisabuelos", Armando me dijo que "el domingo viene mi tío a verlo para platicar con usted..." Yo le dije: mejor quitémosle el cansancio a tu tío, y yo me presento a su casa..." Quedamos que Armando le preguntaría a su tío y  a los demás miembros del grupo de descendientes de los antiguos labriegos que en 1936 decidieron separarse del ejido de Peto y formar uno nuevo, si era posible una plática para conocer la historia oral de la "Colonia Guadalupe".

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