Existe un cambio político generacional en Chetumal que tiene que ver no solamente con el partido en el gobierno, Morena, sino con figuras políticas que han caminado leguas en la lucha social, gastándose sus suelas para la concientización política de sus ciudadanos. Y un ejemplo paladino de estos políticos de izquierda del patio chetumaleño, y que día a día va abriendo brechas, es Saulo Aguilar Bernés, respaldadas sus acciones con un criterio analítico que le da su mirada de escritor.
Desde antes de tomar un cargo público, Aguilar Bernés ha llevado un sinfín de proyectos culturales para avivar el arte, la cultura y la literatura en la ciudad capital de Quintana Roo. Recordamos todavía, un año antes de la pandemia, la llegada a Chetumal del libro bus en 2019, y que a iniciativa de Saulo, recorrió parques, plazas y escuelas de la ciudad de los curvatos, acercando el universo del libro entre los chetumaleños (ver Fotografía 2). De igual modo es digno de destacar el rescate de sitios públicos con valoración de personajes que les otorgan cadencia propia a las calles de la ciudad porque son confluencia de memorias e historias de Chetumal (ver Fotografía 3).
Estoy completamente convencido de que en el
Congreso estatal de Quintana Roo, la voz y presencia de este escritor
chetumaleño metido a la política dará un enorme vigor a las políticas culturales,
y tal vez en su curul se estructuren hasta iniciativas de ley para fomentar una
empresa editorial del gobierno de Quintana Roo, que buena falta nos hace
(Fotografía 4).
Fosfo fosfo, o del intento pueril por el
regreso de la aristocracia de la hamaca chetumaleña
Aguilar Bernés,
sin duda, es un político joven, preparado, y que no tiene punto de comparación
alguna con la fauna pueril, chabacana y “fosfo fosfo” que representan
casquivanos de la política mercenaria, burguesa y de remembranza de la “aristocracia
de la hamaca”, como Mario Redondo. No me gusta la crítica fácil para hablar de
los años de este politiquillo, porque la juventud es un estado de ánimo. Me interesa,
más bien, destacar que algunos personajes de Movimiento Ciudadano en Chetumal, es
decir, Mario Redondo en específico, representan la nostalgia naranja por el
regreso de la frivolidad, de la “gente bonita” y clasista que representaba el
viejo priismo, en sus últimos días antes del maremoto que se dio en la calmosa
bahía de Chetumal cuando irrumpió el morenismo.
Nombres como Mario Redondo y otros especímenes de Movimiento Des-Ciudadano (Foto 5), hijos de la burguesía tropical, representan el esperpento insulso, la nostalgia de una casta gobernante siniestra que dejó a Chetumal en ruinas, y que al final murió corroída por su inepcia de casta de la hamaca, vieja y sin poder salir de su atolladero, posiblemente cerca del basurero de la historia prostituida por sus historiadores y poetastros oficiales. Desde luego, hay que decir que estas castas de familias patriarcales (los Villanueva, los Alonso, los Abuxapqui, Ruiz Morcillo, el camaleónico Doctor Pech, etcétera) pueden caracterizarse y verse desde los marcos de un priismo cerrado, poco dado al diálogo, y que hizo de la simulación y la mentira su manera predilecta de gobernar. Fue, eso sí, una casta burocrática crecida en el trópico quintanarroense y con aires vomitivos de familias reinantes por derecho nativista (Foto 6).
Y ahora, el fosfo representa la volatilidad de la política en el trópico
nuestro. Por derecho nativista, desean seguir camuflajeándose en el naranja y
con su supuesta virtud de ser no políticos sino ciudadanos. De ese antecedente
directo de la aristocracia de la hamaca viene y se puede entender el vacío
discursivo de estos políticos de probeta que ha tirado Des-movimiento In-ciudadano
para llenar de esputos y gargajos naranjas a Chetumal. Y esto no es nada nuevo:
el Desmovimiento Inciudadano practica con sumo conocimiento las enseñas de la
escuela borgista felixista, de llenar boletas con personajes merolicos que hoy
se visten de pueblo, aunque se la han pasado, la mayor parte de su conchuda vida,
encerrados en sus esferas reducidas de la “bonita” sociedad.
Hace unos días, en un post de su fanpage, el diarreico fosfo Mario Redondo,
tuvo el descaro de decir que hace tres años se equivocó la ciudadanía al elegir a Morena en casi todos los puestos de elección popular. Sin duda,
sabemos que este 2 de junio, la ciudadanía quintanarroense le hará comer sus
palabras, porque no solo no se equivocó, sino que todo apunta a que está convencida
de que debe haber continuidad de estos gobiernos de izquierda. El im-bebestible
candidato naranjoso Mario Redondo, niñato ignaro, tiene Alzheimer prematuro: se
le olvida decir que hace tres años se meaba con los candidatos de Morena porque
ansiaba ser parte de ese partido, pero zurró fuera del bacín una y otra vez y
hasta se quedó oliendo sus defecadas. Y ahora lanza dentelladas chimuelas de
despechado, aunque puede ser de envidioso porque sabemos que el que estará en el
Congreso de Punta Estrella será, por supuesto, Saulo Aguilar Bernés.