El mozón es el remolino más
pequeño de todos, pero el más peligroso. Dicen los abuelos que hay que tener
cuidado con el mozón, pues aunque pareciera no tener tanta fuerza, puede llevar
a cada hombre que camina por los senderos y trochas del monte, directo a la
mata de chukum, repleto de espinas. Cuando el mozón te atrapa en el chukum, el
campesino sabe que tiene que invocar a los yuumtsilo'ob, los dioses del monte.
Dicen los que saben estas cosas de esta tierra, los hombres y mujeres
verdaderos, que el mozón es presagio de huracanes. Del mozón sale la canción
"chan mozón", el pequeño remolino:
"Cuidado niña, oríllate,
Porque a la mitad del camino cruza el pequeño
remolino,
El chan mozón.
Si te llega a pegar, vas a tener que ir con un meen
para santiguarte.
Te van a dar jarabes para que tomes
Y hierbas para que te bañes y limpie
El mal espíritu que ha atrapado tu cuerpo.
Así que, niña, no te confíes ni te dejes engañar,
que las pequeñas cosas podrían ser mortales".
Postdata: disculpen si no lo
pongo en lengua maya la historia del mozón
Las palabras del pueblo
Me preguntaron por qué escribí
incorrectamente la palabra "monzón", ese viento periódico que sopla
en el Índico, unas veces de un lado y otras dando círculos embriagados, según
la clasificación del monárquico RAE y sus enarcadas cejas de lexicógrafa fifí.
Conozco sus palabras tolvaneras, sus
palabras tornadizas, sus vientos alisios y sus polvos que se arrastran. Yo
respondí que escribo en el español peninsular, el de mis mayores, con las
palabras de mi pueblo, con la mixtura, textura y terrosidad del pueblo maya,
inventor del mestizo español yucateco.
La N y la Ñ fue casi comida en la
Colonia, hay que recordarles siempre aquello a los gramáticos, que mejor
preferimos la M del Yumm, a la Ñ
defendida por el poeta; y del viejo monzón índico, el pueblo maya abrevió esa palabra,
le dio ingravidez, sonoridad mesoamericana, la bañó con las aguas zuhuy de un
cenote escondido.
Ahí tienes tú ese compendio de
toponimias escrita por el campechano célebre, Pacheco Cruz, cuando descorre la
semántica de la palabra Temozón: "lugar
aquí de remolinos". "Remolino de viento", asegura el sabio
Barrera Vásquez y su grupo de tlacuilos. Y en las distintas clases de vientos,
de los nueve vientos de la rosa de los vientos, el mozón, ese niño remolino,
puede convertirse en el temido dios "moson
ik'", el huracán creador.
Un hombre diligente y trabajador,
que no se queda a dormir en su pasel todo el día mientras las milpas son
bañadas por el sol, hay que llamarlo un "moson
k'ab", el que tiene fuerza de un torbellino, y si el amor o el deseo
carnal incita sus días desolados, se convierte en un "moson k'ak”, una llamarada de fuego grande, con el amor
constante más allá de la muerte como diría el clásico.
Nadie subestime las palabras del
pueblo. Toda la poesía de la historia comenzó en el cruce diario de las
palabras del pueblo.